La contagiosa alegría de los niños y jóvenes estuvo
presente en quince coreografías montadas por los maestros del curso, quienes
son los propios bailarines de la compañía.
Los alumnos de esta etapa recibieron clases intensivas
de flamenco, ballet, folclore y fusión, un estilo que caracteriza el quehacer de
esta excelente agrupación y atrae cada año a mayor número de
interesados en pasar la etapa veraniega en sus salones.
En años anteriores se interpretaron géneros como el
Mozambique y la Conga pero en esta ocasión el público
asistente pudo disfrutar del Pilón, bajo la tutela de la
prestigiosa maestra Silvina Fabars,
Premio Nacional de danza 2014.
En los salones del Ballet ya se imparten las clases
correspondientes a la segunda etapa del presente Curso de Verano y en solo
quince días el Mella volverá abrir cortinas para presentar la Gala de
Clausura que resume este período.
De vuelta a casa
Bajo el influjo de los fuertes aplausos y las
innumerables muestras de admiración y cariño que le tributó el público alemán,
regresó el Ballet Infantil Lizt Alfonso a La Habana.
Niños de Cuba fue el título del
espectáculo que se llegó al Teatro Smichdt de Hamburgo, en quince exitosas presentaciones
caracterizadas por la entrega y
disciplina en el escenario.
Además los integrantes del Ballet Infantil conocieron
lugares de interés y la vida cultural de esta ciudad alemana, siempre llenos
la alegría y la espontaneidad, que fascinaba a quienes los identificaron
en sus recorridos.
Las emociones vividas se pudieron escucharen voz de la propia directora, en declaraciones telefónicas puntualizó: “…los niños y jóvenes transmitieron sentimientos y limpieza espiritual lo cual hace más fácil la comunicación con el público, cuando se une la danza es más diáfano y la gente termina de pie, aplaudiendo. No escapa a la emoción un momento muy especial, lo mejor de todo, cuando terminaba la función, el público gritaba ¡Viva Cuba! , eso es lo más importante…”
Las emociones vividas se pudieron escucharen voz de la propia directora, en declaraciones telefónicas puntualizó: “…los niños y jóvenes transmitieron sentimientos y limpieza espiritual lo cual hace más fácil la comunicación con el público, cuando se une la danza es más diáfano y la gente termina de pie, aplaudiendo. No escapa a la emoción un momento muy especial, lo mejor de todo, cuando terminaba la función, el público gritaba ¡Viva Cuba! , eso es lo más importante…”
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