Entrevista al actor Omar Franco en el espacio
“Hoy, el espectáculo en la Ciudad”,
Foto:
Jorge Luís Sánchez Rivera
Las
artes escénicas cubanas tienen, al igual que el resto de las manifestaciones,
exponentes insignias que sobresalen por
la manera en que acogen los personajes que encarnan y por el singular don de
ahondar en el público, atributos que confluyen en el actor Omar Franco.
Aunque
es poco conocido, sus inicios fueron como aficionado desde la niñez actividad
que fue tomando más en serio cuando cursaba la Licenciatura en Ingeniería en
Control Automático en el Instituto
Superior Politécnico “José Antonio Echeverría” (ISPJAE).
Excelente
comunicador, agradable en el trato y amante de la lectura y la música romántica
este cubano ha puesto su piel y sentimientos a controversiales personajes del
cine, el teatro y la televisión.
Cuatro
Premios Caricatos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y
reconocimientos a su labor actoral obran en su haber artístico.
¿Cómo se explica el
cambio que dio su vida al pasar de la ingeniería a la actuación?
Mis
hermanos son ingenieros y yo me decidí por Ingeniería en Control Automático,
pero en ese momento en la Universidad había un excelente movimiento de
aficionados en todas las manifestaciones, lo que coincidió en el tiempo con que
“Virulo” comenzara a agrupar a los humoristas del país.
Empecé
con el grupo de la Universidad junto a otro humorista (Otto Ortiz), pero
siempre lo hice conjugándolo con los estudios, como complemento de mi carrera,
pero después comenzaron a aparecer los premios, hasta que un día, después de graduado,
me convidaron a hacer teatro dramático y allí me inicié en la actuación profesional.
En
relación con mi carrera es válido aclarar que la culminé hace 22 años y la
ejercí por cuatro, aunque también cabe aclarar que en la actualidad no me
considero un Ingeniero, por los años que llevo lejos de la especialidad.
Has tenido una
importante presencia en el Cine, el Teatro y la Televisión. ¿Cuál de estos
medios prefieres?
Cada
uno tiene su encanto y sirve para que uno se siga formando y, aunque esta es
una frase manida entre los actores, el Teatro sigue siendo un lugar de
rencuentro con la génesis actoral.
Allí
sucede algo real e insustituible, el público está presente y la respuesta a tu
labor es inmediata, la referencia está ahí mismo, eso lo diferencia del resto
de los medios, en la Televisión hoy grabas y la respuesta del público llega
tiempo después y con el cine la llegada tarda más.
¿Qué aportaron a su
vida profesional los grupos “Los Hepáticos” y “Humor is causa”
Cada
uno en su época jugó su papel en mi formación, en el caso del primero éramos
muy jóvenes pero eso no fue limitante para el tesón en la manera de hacer un
tipo de humor basado en el corte teatral.
La
posibilidad de “Humor is causa” fue algo superior a partir de los integrantes
(Iván Camejo, Joel Sánchez, Bobby Stame), todos egresados de diferentes
universidades y allí logramos una buena mezcla que durante 16 años me aportó
mucho.
En
ambas agrupaciones hubo un sentido común que es la línea estética de mi trabajo
en el humor.
¿De su paso por la
pantalla grande cuáles han sido los personajes que mayor huella han dejado?
El
Rogelio de la película Pablo, fue el personaje que se salía de mi línea de
trabajo, a él tuve que entregarme de una manera diferente por lo negativo de su
personalidad, entre las consecuencias que dejó en mi está el haberlo llevado a
casa después de mes y medio de trabajo, lo que provocó señalamientos de mi hijo
en varias ocasiones.
Con
este personaje obtuve mi premio fuera del país, en el Festival Internacional de
Cine de Nueva York, donde fui interrogado por los miembros del jurado quienes
al saber que mayoritariamente hago humor en Cuba se quedaron sorprendidos por
la dureza y el dramatismo puesto a Rogelio.
Otro
personaje que ha marcado pautas es Pepe (del filme “Penumbras”), él significó
un giro en mi carrera, en 2004 lo hice en teatro dirigido por Osvaldo
Doimeadiós y después Charly Medina lo llevó a la pantalla grande, con lo que
obtuve un Premio
Caricatos a Mejor Actor masculino de cine en 2013 y el Premio a Mejor Actor
en el Festival de cine de San Juan (Puerto Rico).
Mi
más reciente aparición en el cine fue con “Vestido de Novia” en el que encarné
a Pablo, este fue un caso fortuito porque ya estaba conformado el elenco y
cuando a Isabel Santos le pidieron que escogiera a su pareja ella pensó en mí.
Este
no era un personaje para el que estaban concebidas muchas escenas, pero con mi
entrada la directora (Marilyn Solaya) modificó su salida.
El
honor para mí es estar en ese tipo de películas que al verlas se sabe que
trascenderán por lo sensible del tema y por lo excelente del elenco.
¿Cómo logra un actor
quitarse la piel del personaje para regresar a su vida cotidiana?
Volvamos
a la génesis del Teatro, él te da la posibilidad del ejercicio de ser hoy uno y
mañana otro, esa variabilidad siempre la he defendido en los actores. Uno tiene
que estar consciente de que cuando te toca asumir un personaje es cuando lo
está haciendo, no puedes estar “montado” permanentemente en un personaje.
El
teatro me ayudó a desintoxicarme de los personajes lo más rápido posible, hay
algunos que se van más fácilmente y hay otros que se quedan como el Pepe
(Penumbras).
Entre
los planes para el futuro más cercano de este popular actor está la grabación
de los próximos capítulos del humorístico “Vivir del cuento”, encarnar a un
abogado en una nueva serie televisiva dirigida por Raquel González.
Además
para el primer fin de semana de febrero repondrá el espectáculo “Strike” en la
Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, viernes y sábado 8.30 p.m. y domingo
5.00 p.m., puesta en escena donde se cuenta la historia del anciano Ruperto,
quien permaneció dormido durante 28 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario