jueves, 29 de enero de 2015

Omar Franco y el secreto del buen arte


Entrevista al actor Omar Franco en el espacio
“Hoy, el espectáculo en la Ciudad”,

Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera

Las artes escénicas cubanas tienen, al igual que el resto de las manifestaciones, exponentes insignias que sobresalen  por la manera en que acogen los personajes que encarnan y por el singular don de ahondar en el público, atributos que confluyen en el actor Omar Franco.

Aunque es poco conocido, sus inicios fueron como aficionado desde la niñez actividad que fue tomando más en serio cuando cursaba la Licenciatura en Ingeniería en Control  Automático en el Instituto Superior Politécnico “José Antonio Echeverría” (ISPJAE).

Excelente comunicador, agradable en el trato y amante de la lectura y la música romántica este cubano ha puesto su piel y sentimientos a controversiales personajes del cine, el teatro y la televisión.

Cuatro Premios Caricatos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y reconocimientos a su labor actoral obran en su haber artístico.

¿Cómo se explica el cambio que dio su vida al pasar de la ingeniería a la actuación?

Mis hermanos son ingenieros y yo me decidí por Ingeniería en Control Automático, pero en ese momento en la Universidad había un excelente movimiento de aficionados en todas las manifestaciones, lo que coincidió en el tiempo con que “Virulo” comenzara a agrupar a los humoristas del país.

Empecé con el grupo de la Universidad junto a otro humorista (Otto Ortiz), pero siempre lo hice conjugándolo con los estudios, como complemento de mi carrera, pero después comenzaron a aparecer los premios, hasta que un día, después de graduado, me convidaron a hacer teatro dramático y allí me inicié en la actuación profesional.

En relación con mi carrera es válido aclarar que la culminé hace 22 años y la ejercí por cuatro, aunque también cabe aclarar que en la actualidad no me considero un Ingeniero, por los años que llevo lejos de la especialidad.

Has tenido una importante presencia en el Cine, el Teatro y la Televisión. ¿Cuál de estos medios prefieres?

Cada uno tiene su encanto y sirve para que uno se siga formando y, aunque esta es una frase manida entre los actores, el Teatro sigue siendo un lugar de rencuentro con la génesis actoral.

Allí sucede algo real e insustituible, el público está presente y la respuesta a tu labor es inmediata, la referencia está ahí mismo, eso lo diferencia del resto de los medios, en la Televisión hoy grabas y la respuesta del público llega tiempo después y con el cine la llegada tarda más.

¿Qué aportaron a su vida profesional los grupos “Los Hepáticos” y “Humor is causa”

Cada uno en su época jugó su papel en mi formación, en el caso del primero éramos muy jóvenes pero eso no fue limitante para el tesón en la manera de hacer un tipo de humor basado en el corte teatral.

La posibilidad de “Humor is causa” fue algo superior a partir de los integrantes (Iván Camejo, Joel Sánchez, Bobby Stame), todos egresados de diferentes universidades y allí logramos una buena mezcla que durante 16 años me aportó mucho.

En ambas agrupaciones hubo un sentido común que es la línea estética de mi trabajo en el humor.

¿De su paso por la pantalla grande cuáles han sido los personajes que mayor huella han dejado?

El Rogelio de la película Pablo, fue el personaje que se salía de mi línea de trabajo, a él tuve que entregarme de una manera diferente por lo negativo de su personalidad, entre las consecuencias que dejó en mi está el haberlo llevado a casa después de mes y medio de trabajo, lo que provocó señalamientos de mi hijo en varias ocasiones.

Con este personaje obtuve mi premio fuera del país, en el Festival Internacional de Cine de Nueva York, donde fui interrogado por los miembros del jurado quienes al saber que mayoritariamente hago humor en Cuba se quedaron sorprendidos por la dureza y el dramatismo puesto a Rogelio.

Otro personaje que ha marcado pautas es Pepe (del filme “Penumbras”), él significó un giro en mi carrera, en 2004 lo hice en teatro dirigido por Osvaldo Doimeadiós y después Charly Medina lo llevó a la pantalla grande, con lo que obtuve un Premio Caricatos a Mejor Actor masculino de cine en 2013 y el Premio a Mejor Actor en el Festival de cine de San Juan (Puerto Rico).

Mi más reciente aparición en el cine fue con “Vestido de Novia” en el que encarné a Pablo, este fue un caso fortuito porque ya estaba conformado el elenco y cuando a Isabel Santos le pidieron que escogiera a su pareja ella pensó en mí.

Este no era un personaje para el que estaban concebidas muchas escenas, pero con mi entrada la directora (Marilyn Solaya) modificó su salida.

El honor para mí es estar en ese tipo de películas que al verlas se sabe que trascenderán por lo sensible del tema y por lo excelente del elenco.

¿Cómo logra un actor quitarse la piel del personaje para regresar a su vida cotidiana?

Volvamos a la génesis del Teatro, él te da la posibilidad del ejercicio de ser hoy uno y mañana otro, esa variabilidad siempre la he defendido en los actores. Uno tiene que estar consciente de que cuando te toca asumir un personaje es cuando lo está haciendo, no puedes estar “montado” permanentemente en un personaje.

El teatro me ayudó a desintoxicarme de los personajes lo más rápido posible, hay algunos que se van más fácilmente y hay otros que se quedan como el Pepe (Penumbras).

Entre los planes para el futuro más cercano de este popular actor está la grabación de los próximos capítulos del humorístico “Vivir del cuento”, encarnar a un abogado en una nueva serie televisiva dirigida por Raquel González.

Además para el primer fin de semana de febrero repondrá el espectáculo “Strike” en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, viernes y sábado 8.30 p.m. y domingo 5.00 p.m., puesta en escena donde se cuenta la historia del anciano Ruperto, quien permaneció dormido durante 28 años.



No hay comentarios:

Publicar un comentario