Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera |
Entrevista
al músico Alexander Abreu, director de Habana de Primera. Gran Premio Cubadisco 2015.
La
discografía cubana tiene un certamen que cada año reconoce la labor de lo más
representativo de la música cubana e internacional con los premios Cubadisco en categorías que
van desde las expresiones sonoras más tradicionales hasta lo más contemporáneo.
Este
año la fiesta del disco cubano celebra su edición XIX y entre los laureados
sobresale el volumen “La vuelta al mundo”, distinguido como mejor álbum de
música popular bailable y con el Gran Premio en justo reconocimiento a un
fenómeno musical surgido hace ocho años que ha marcado pautas en el panorama nacional.
Dirigida
por el trompetista Alexander Abreu, Habana de Primera
ha irrumpido con una sonoridad peculiar que se distingue por las
composiciones, la melodía y la calidad interpretativa.
Alexander este es el
tercer Premio Cubadisco para Habana de Primera, además ahora estás catalogado
como “maestro”. ¿Qué significa eso para ti?
Trabajo
con mucha entrega, con mucho amor, esa categoría me compromete más con mi pueblo que es quien me ha dado el mayor premio
con su respeto y su aceptación a lo largo de los años de la agrupación.
Es
muy lindo lo que está pasando y espero seguir ganándome la aceptación de mi
pueblo.
¿Cuál es la fórmula
para llegar al corazón del pueblo con letras respetuosas?
La
única fórmula es vivir dentro del pueblo, en ocasiones el ser artista te separa
un poco de la realidad pero no se puede vivir detrás de cristales negros, por
lo que me he dedicado a escribir música cubana para ser escuchada y para ser
disfrutada desde la base del respeto, reflejando su realidad pero sin
groserías.
Transmitir
energías positivas sin edulcorar la realidad, para lo que no es necesaria la
ofensa ni la grosería.
Tienes una frase que
te identifica en tus temas: “Camina por arriba del mambo”, qué significa.
Ese
es un sinónimo de avanza sin miedo, que
todo está bueno
¿Por qué a ti te
dicen Cuba?
Porque
soy parte de mi tierra, del suelo donde nací y donde estaré hasta que Dios
quiera, siempre respetando los patrones de mi cultura de mi nación y de mi idiosincrasia.
¿Cuándo recibiste el
premio se lo dedicaste a Juan
Formell, por qué?
Juanito
es todo, con él bailé cuando era niño, aprendí del respeto que se le debe a la
música cubana y la vergüenza de sus músicos, por eso estoy en deuda con él
hasta la muerte porque lo que somos se lo debemos a él, a su música y a su enseñanza.
Todo
lo bueno en materia musical en los últimos tiempos tiene el sello de Juan
Formell porque fue una escuela para los creadores musicales de cualquier
género, por eso seguirá viviendo entre su pueblo.
¿Qué futuro le
auguras a la música bailable cubana?
Este
año apareció una nueva categoría en los Premios Cubadisco (Música popular
bailable, novedades) que es muy justa por la magnitud de algunas de las nuevas
agrupaciones, por ejemplo El niño y la
verdad agrupación que recibió ese premio.
El
compromiso que tenemos nosotros es con los estudiantes de las academias de
música, que nuevamente se están interesando por lo que sucede en el panorama
musical del país.
Pienso
que si seguimos de esta manera el futuro de nuestra música está garantizado. Me
complace haberme convertido en un motor impulsor de esta generación que está
saliendo y siento el deber de inculcarles lo bueno y darles lo poco que se y
que aprendí de grandes de la música del patio.
Respeto
el trabajo de Chucho Valdés, de José Luís Cortés, de Adalberto Álvarez y de la
pléyade de grandes que están poniendo la música cubana en el lugar que merece y
eso se lo tengo que transmitir a los nuevos.
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