En la céntrica esquina de San Nicolás y San Lázaro, en el centrohabanero barrio de Colón, está enclavado el Taller de Atrezzo del Carnaval de la Habana, en un lugar donde usted no puede imaginar que exista tanta imaginación concentrada.
En este sitio labora, desde hace casi dos décadas, Santiago Socorro Ledesma, quien dicen que es sombrerero, pero quien en realidad es el alma de este colectivo, ya que los mismo diseña, que corta y cose un vestido, un traje masculino o los aditamentos adicionales a carrozas y comparsas.
Las comparsas tradicionales que desfilarán este año por las áreas del malecón habanero, llevan el sello de lo que se confecciona en este singular Taller, sombreros, trajes, estandartes, tocados de cabeza o aditamentos adicionales han salido de las manos de más de una treintena de hombres y mujeres que trabajan denodadamente por la belleza y el colorido.
Más de mil personas integrantes de las comparsas La Bollera, La Sultana, Los Marqueses de Ataré y otras exhibirán las obras de arte que salen de este lugar en el cual la imaginación y los deseos de hacer priman.
En el caso específico de Los Marqueses…, los 30 hombres de las filas y los personajes colaterales (el duque, el barón, y otros) lucirán orgullosos los elementos ideados por los hombres y mujeres que laboran allí.
El paso del tiempo no se puede negar
Santiago Socorro Ledesma labora en este lugar desde hace casi dos décadas y recordando los tiempos pasados expresó; “empecé a trabajar en este lugar cuando Cuba estaba en la abundancia de recursos, ahora las condiciones son otras y lo que antes sobraba ahora escasea, por lo que el cambio ha sido total.
Para lograr que las cosas salgan con calidad, aún con la escasez de algunos materiales imprescindibles los trabajadores de este lugar han podido recuperar muy de lo que queda de años anteriores, por lo que han tenido que convertirse en magos (según las palabras de Socorro), porque lo que otros pudieran botar ellos lo recuperan.
Para obtener materiales como el cartón, buscan en lugares insospechados, los recortes de telas son guardados con celo para utilizarlos en los momentos precisos, para con eso poder adornar una flor o un vestido.
El equipamiento técnico también ha sufrido los embates del tiempo, las máquinas casi obsoletas dan lo mejor de si, gracias al cuidado y mantenimiento que reciben de un ingenioso mecánico que ha puesto en práctica su imaginación y talento para lograr que no dejen de funcionar.
Que el pueblo disfrute es el mayor premio
El estado de ánimo de este colectivo está demostrado ya que en condiciones de trabajo difíciles entregan todo lo que pueden y quizá más en pos de la labor que desempeñan.
A la interrogante de qué espera este colectivo del Carnaval de la Habana, Santiago respondió sin titubear “…… que el pueblo se sienta feliz, que el pueblo vea que está recuperando un carnaval. Que se reconozco nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, pero principalmente que el pueblo lo disfrute a plenitud, porque ese es el mayor premio a nuestra entrega”
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