sábado, 25 de enero de 2014

El Septeto Habanero, escuela de soneros




Fotos: Jorge Luís Sánchez Rivera

La historia de la música cubana está  plagada de glorias en todos los géneros y estilos y el Septeto Habanero es una de las estrellas que llenan un cielo pletórico de grandes y buenos músicos.

Esta emblemática institución fundada en 1920 ha tenido, desde sus inicios, la premisa de ser escuela de soneros, convirtiéndose en lugar de formación para grandes del pentagrama nacional y esa es una de las características que aún la distingue.

Abelardo Barroso, Félix Chappottín, Pedro Ibáñez, Laito Sureda, Vicentico Valdés y muchas otros virtuosos de la música tradicional cubana iniciaron una prolífera carrera artística en el Habanero, lo que llega hasta nuestros días con la participación de jóvenes que con excelentes cualidades musicales hoy incursionan en lo más genuino de las melodías que identifican a este Isla.

Yandy Alejandro Chang Pérez es el reciénn llegado a este formato tradicional, él a diferencia de muchos de su generación prefiere formarse en la tradición dejando a un lado los ritmos más contemporáneos, como expresión de que la continuidad del sello nacional será perpetuada.

Yandy ha despuntado como bongosero en el Habanero, con conocimientos elementales de música que viene adquiriendo de manera no académica, desde los cuatro años de edad y que ahora a los quince pone en práctica con tan peculiar agrupación.

Aunque no procede de escuela de música, esa no es limitante para que, además, integre la Banda Juvenil de Conciertos de Centro Habana, donde integra la cuerda de percusión desde hace más de cinco años.

Singularidades sonoras y personalidad tímbrica propias caracterizan al Septeto, cualidades a las que se unen el respeto por los valores tradicionales del Son cubano y que en suma lo convierten en el más legítimo exponente del género y destacado defensor de la música tradicional de este Archipiélago.

En Portugal por la venta de más de tres mil copias del CD “Habana 99” , el Habanero se alzó con un Disco de Oro, Huésped Ilustre de la Ciudad de Colombia, en el 2001, nominado al Grammy Latino en el 2010 y muchos otros méritos hacen del Septeto Habanero una de las glorias de la cultura cubana.

Su influencia en otros grandes de la cultura nacional se demuestra con ejemplos como el de Nicolás Guillén, destacada figura de las letras cubanas quien  escribiera: “Sin embargo, el Son –o sones.- que influyeron en mi fueron los del Septeto Habanero, como he dicho antes, en mi juventud, hacia fines de los años 20”

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