Fotos: Jorge Luís Sánchez Rivera
Por
segunda ocasión consecutiva en la Fortaleza
San Carlos de la
Cabaña se abre un espacio, durante los días de la Feria Internacional
del Libro, a la editorial venezolana Hermanas Paulinas.
Con
la Hermana Alicia
Galindes, misionera en República Dominicana, sostuvimos una animada
conversación para adentrarnos, un poco en el mundo de esa Congregación y su
labor social.
A
la habanera Feria trajeron variada literatura, siendo la más significativa La Sagrada Biblia, según explica
la religiosa, este reconocido material llegó en diferentes versiones
(Jerusalén, Latinoamericana, la del Pueblo de Dios y la Ecuménica).
Libros
sobre valores, formación para los niños, para los jóvenes y para el matrimonio,
entre otros conformaron el stand que no permaneció vacío durante los días de
Feria.
Otras
literaturas llegadas de la mano de estas hermanas son las que sugieren
“vitaminas para el espíritu”, que ayudan a que las personas se llenen de ánimo
y sean mejores, eleven su autoestima, entre otros temas.
La
Colección
Emociones, fue de las más solicitadas ya que
contiene sugerencias para superar el desánimo, la envidia, el miedo y otros
sentimientos negativos que no permiten el mejoramiento humano.
Literatura
de espiritualidad y de piedad popular, conformaron el espacio ocupado por las
Hermanas Paulinas, quienes entre sonrisas, consejos y bendiciones atendieron a
un público que religioso o no se sintió reconfortando con tanta amabilidad.
Interesante
resultó la preferencia por las biografías del Papa Francisco o de la Madre Teresa, así como por los
libros de sanación, ya que propician elementos novedosos para el curioso
público cubano acostumbrado al contacto con la buena literatura.
Además
esta editorial trajo a La
Habana títulos de Psicología, Pedagogía y otras humanidades
que ayuden a profesores y estudiosos del tema a la motivación desde el
incentivo a niños y jóvenes.
La
responsabilidad, la tolerancia, la aceptación mutua y el respeto a las
individualidades son valores que también
estaban contendidos entre los libros traídos desde esta orden religiosa.
“Nosotras
no solamente vendemos, también brindamos dirección espiritual u otra
orientación a quienes se nos acerquen, han venido muchas madres de adolescentes
a buscar nuestro consejo o ayuda.
Esto
es algo para lo que estamos preparadas a través de nuestra formación religiosa
como Paulinas, ya que nuestro perfil es la Comunicación Social,
unido a la Pedagogía
y el estudio de las etapas de formación de los niños jóvenes y adolescentes”
comentó la Hermana.
Y la Congregación, cuál es
su principal tarea.
Yo
trabajo con adolescentes y jóvenes, los oriento en su proyecto de vida a partir
de sus cualidades y aptitudes, sin distinguir entre los que tienen fe religioso
y los que no, nuestra principal labor es ayudar a que el mundo futuro sea mejor
y en eso intervendrán los creyentes y los no creyentes.
Esa
es nuestra principal función social, orientarlos en la elección de su profesión
en la vida, sin pretender llevarlos al convencimiento para que se acojan a
nuestro estilo de vida.
¿Cuál es la mayor
diferencia que existe entre las Hermanas Paulinas y el resto de las
Congregaciones?
Nosotras
no accionamos en Cuba, lo hacemos en otros 53 países del mundo, donde no nos
dedicamos a la educación o a las obras sociales de trabajar en asilos. Somos
más avocadas a la producción: escribimos, dibujamos, diseñamos y estamos muy
vinculadas a las redes sociales en bien de la humanidad
Por
ejemplo yo trabajo en medios de comunicación masiva, (no solo de carácter
religioso) donde tratamos temas relacionados con los valores porque todo lo que
ayude a que el ser humano sea mejor merece que trabajemos por ello sin reparar
en el creo.
¿Qué importancia le
confieren a su presencia en la
Feria de La
Habana?
Nuestra
presencia en este evento es una muestra de que en Cuba se ofrecen posibilidades
a todas las personas, existen diferentes maneras de ver la vida y todos merecen
que se les brinde lo que necesitan para su crecimiento espiritual y eso es lo
que sucede aquí.
¿A cuántas cosas tiene
que renunciar una persona que se entregue a la vida religiosa?
Si
ponemos el acento en la renuncia, son muchas, pero no lo vemos como eso sino
como una donación, es similar a la mujer que se casa y se entrega al cuidado de
su familia, eso no es una carga para ella porque lo hace con amor.
Nosotras
somos misioneras y nos pueden mandar para cualquier parte del mundo, yo por
ejemplo hace dos años que no veo a mi familia, a mis padres, porque estoy en
otro país y si después me asignan otra tarea pues debo obedecerla.
En
ocasiones una tiene que renunciar a los hábitos alimenticios, a cosas que te
puedan gustar y a otras cosas que para nosotros son pequeñas porque forman
parte de nuestra entrega, pero los beneficios son superiores porque el trabajo
con las personas y el intercambio nos enriquece. En ocasiones crees que has dado mucho pero es
más lo que se recibe.
Nos
consagramos a esta vida desde muy jóvenes (18 o 20 años), debiendo llegar vírgenes
en muestra de amor por nuestro Señor. Aunque por lo general nos gustan mucho
los niños, los tenemos de otra manera porque somos sus madres espirituales y en
el contacto con ellos también aprendemos a amar a sus padres y familias.
¿Si alguna quiere
renunciar a esa vida, puede hacerlo?
Lo
nuestro no es un sacramento como la acción sacerdotal, es una acción voluntaria
por lo que no estamos aquí obligadas, entonces cuando alguna se da cuenta de
que esta no es su vida, que es demasiado para ella, o simplemente se quiere
salir, se retira sin que haya consecuencia alguna.
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