José Julián Morejón Pino "JJ", uno de los más destacados instrumentistas cubanos de estos tiempos, identifica al Son como el género de la música cubana más conocido en el mundo.
"...agrupaciones de diferentes formatos lo han tocado en el mundo. Si tocas el Chan chan, la Guantanamera o la música de Arsenio Rodríguez en cualquier escenario, recibes un coro por respuesta, porque la gente lo conoce.
Cuando un género trasciende fronteras con tanta fuerza, y con la escencia del cubano, como pasa con el Son, entonces merece todas nuestras reverencias.
Él lleva al cubano en su melodía, la cadencia de nuestro caminar, el sasón de la comida y todos los elementos que conforman la identidad nacional están presentes en el tumbao del tres, en el repique del bongó, en sus coros y en lo "picante" de sus letras. Gracias a todo eso sigue vivo en el mundo, aunque algunos no lo crean".
Sus experiencias como integrante de la agrupación del maestro Isaac Delgado le han permitido valorar el impacto y la vigencia de la música popular cubana en el mundo, en ese sentido comentó:
"Cuando uno sale de Cuba se da cuenta del tesoro que tenemos y que a veces no valoramos, al presentarnos ante públicos de otras naciones enseguida se precibe la aceptación y el arraigo que tiene nuestra música en el mundo.
Poder tocar temas de Ignasio Piñeiro, de Lily Martínez, de Félix Chapotín y de muchos otros ha sido una experiencia inigualable. Con la orquesta de Isaac hacemos mucha música cubana de todos los tiempos y siempre nos deja el deseo de volver a hacerlo, tocar a Benny Moré o a Pérez Prado es importantísimo para ejecutar cualquier otro ritmo cubano, ellos son las bases...".
Otro joven y talentoso percusionista muy cercano al Son Cubano desde el trabajo del legendario Septeto Habanero es Yandy Alejandro Chang Pérez, quien desde la corta edad de catorce años comparte escenario con la primera agrupación que dejó recogido en un disco este género, la misma que el pasado año arribó a sus cien años, y de la que sigue siendo parte, ocho años después.
"Mi deuda con éste género es muy grande, por lo que ha significado para mi formación profesional, su ayuda y lo que me ha aportado con grandes enseñanzas que pongo en práctica en todos los momentos de mi desarrollo, es de altos valores.
Al Son le debo practicamente lo que soy hoy, porque gracias a él enriquecí mi visión de la música, aprendí de cómo se ve reflejado en otros géneros cubanos y de cómo en el mundo se le muestra respeto y admiración.
También desde mi desempeño con la música folclórica, como parte de la nómina del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba tengo muy presente el respeto que de él aprendí, la manera en que debo proyectarme y desde mis improvisaciones rumberas siempre lo reverencio, porque el Son es Cuba.
Mi disposición para defenderlo es indiscutible, porque defendiendo al Son estoy defendiendo mi identidad y a mi cultura toda.
Cada vez que los músicos del gran Septeto Habanero me convocan me siento especialmente bendecido, porque interactuar con ellos es siempre una gran oportunidad para aprender de música, de disciplina y de respeto.
Ejecutar con ellos el bongó o el güiro ha sido muy importante para mí que soy muy joven y que tengo muchas cosas por aprender aún, por eso les agradezco la confianza que han depositado en mí".
Instrumentistas comprometidos con la música cubana, y en especial con el Son serán los responsables de dar continuidad a la labor de los que han consagrado su vida a enarbolar la sonoridad nacional como estandartes en el mundo, en sus manos está la perdurabilidad de éste y otros géneros que conforman el pentagrama nacional
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