jueves, 17 de febrero de 2022

Miguel Barnet, con sangre de cimarrón y título de Doctor Honoris Causa

Foto tomada de Internet 

El Aula Magna de la Universidad de La Habana recibió a prestigiosos artistas y creadores cubanos, quienes llegaron para acompañar al Presidente de Honor de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC), al etnólogo, antropólogo, escritor e investigador Miguel Barnet, quien fue investido con el título  académico de Doctor Honoris Causa en Letras.

El autor de la emblemática Biografía de un Cimarrón es reconocido, con el importante título por ser un defensor a ultranza de la identidad cubana.

Con la distinción académica el también Premio Nacional de Literatura y Presidente de la Fundación  Fernando Ortiz suma otro motivo  para seguir aportando a la cultura cubana elementos de vital importancia para entender la conformación de la identidad nacional.

Los personajes de sus obras son concebidos desde sus profundos conocimientos de antropología y etnografía, estableciendo paralelos con la creación  de grandes investigadores cubanos como el propio Fernando Ortiz, Rómulo Lachatañeré o Lidia Cabrera, entre otros.

Notablemente comprometido  con la obra de la Revolución, Barnet ha dejado su impronta  en las más altas esferas de la dirección del pais, así mismo sus aportes  son imprescindibles en el empeño de descifrar la intríngulis de las expresiones más raigales de la cultura cubana de matriz africana, vista desde las Reglas de Osha o el Palo Monte, por ejemplo.

En agradecimiento por tan alto galardón el carismático habanero ofreció un discurso en el que entre otras ideas expresó:

"...me honro en recibir una distinción que me pone de pronto  junto a muchos que anduvieron antes que yo por los caminos de la investigación y de las letras.

Este honor me compromete a seguir explorando en la fronda demográfica de la Isla, aunque en ello me obligue a poner a un lado el peso de los años, pero nunca el de la poesía que es ingrávido y exhortante.

El además miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua     no se reconoció como escritor puro, sino como mezcla de alcón y jicotea, y en ese sentido explicó:

"... el alcón ve desde arriba y aveces en la distancia se ve más cerca, mientras que la jicotea abajo recoge el humus terrenal...".

Más adelante, y refiriéndose a su obra, quien desde la poesía ha logrado admiradores en el mundo, expresó:

"...he compartido mis desvaríos literarios con la investigación de la historia social de mi país porque ellas se entrelazan indisolublemente en una alquimia prodigiosa de ficción y ciencia.

Así, de la mano de ambas he ido hurgando en las entrañas de la vida cubana hasta descubrir que mi única  verdadera obsesión ha sido Cuba...".

Merecido reconocimiento para quien ha legado imprescindibles obras literarias como Canción de Rachel, Cimarrón, historia de un esclavo y Gallego, por solo mencionar algunas

No hay comentarios:

Publicar un comentario