martes, 6 de septiembre de 2022

Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, la tradición a buen resguardo


El pasado fin de semana los artistas del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba actuaron tres días en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional.

Su compromiso con la tradición musical y dancística de Cuba quedó patentizado una vez más a través de la música y la danza como expresión de  cubanidad .

Bailes de salón olvidados retornaron a la escena esta vez de la mano de los polifacéticos Yandro Calderón y Harold Ferrán, quienes tras una extensa investigación estrenaron una Contradanza, una Danza y un Danzonete con absoluta fidelidad a sus orígenes.

Trajes, abalorios, pasos y música se unieron en complicidad para presentar al público danzas que también forman parte de la identidad nacional  y que desafortunadamebre han dejado de formar parte de los repertorios de las agrupaciones comprometidas con la cultura popular y tradicional cubana.

Si de estrenos se trata, hay que hacer justicia a la bailarina Yoharis Orraca, que debutó como cantante interpretando un tema muy conocido del cancionero popular : él
Yerbero.

Las presentaciones contaron con el apoyo del público que llenó el Salón para disfrutar del arte de los pupilos del maestro Manolo Micler.

Acercamientos a deidades del panteón yoruba ( Oshún, Shangó, Babalú Ayé y Yemayá), el baile actual de Salsa y la siempre bien recibida Rumba fueron defendidas con elegancia por los jóvenes artistas que vieron frustrados sus intentos de llegar al escenario el pasado mes de junio por causas de fuerza mayor . .

Bara, un punto y aparte

Luego de un estreno arrasador en un espacio alternativo de La Habana el pasado junio, llegó Bara a la escena..

La obra del polifacético Leiván García Valle levantó al público de sus asientos, arrancandoles prolongados aplausos ante la ejecución de los cuatro bailarines representantes de cuatro distintas miradas del inquieto Elegba (niño, mendigo, sabio y policía) .

La música también fue protagonista de esta obra, con la ejecución de toques y cantos dedicados a ese orisha.

Sobreponiéndose a dificultades técnicas y a la ausencia del coreógrafo  los talentosos artistas no dieron lugar a dudas ni vacilaciones, demostrando la maestría y dominio adquiridos en largas jornadas de ensayo.

Sin duda, el programa concebido para la ocasión mostró la madurez de la actual generación de la sexagenaria Compañía, esperemos hasta noviembre para disfrutar más de su trabajo.

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