El 23 de octubre es una fecha en que coincidentemente
dos figuras notables en la cultura nacional cubana dejaron de existir físicamente,
aunque perduran las huellas que dejaron a su paso.
Cirilo
Villaverde de la Paz, periodista,
novelista, maestro, traductor y escritor que estuvo implicado primero en la
corriente del anexionismo y sirvió después de 1868 a la causa
independentista.
Autor
de la famosa novela Cecilia
Valdés o La Loma
del Ángel novela romántica de asunto antiesclavista que ofrece una intensa
y realista visión de la Cuba
del siglo XIX., Villaverde fue uno de los iniciadores de la producción de este
género literario en Cuba
y se ubica entre los más célebres escritores cubanos de todos los tiempos.
Sus
actividades como conspirador por la independencia cubana le valieron ser
detenido en 1848, pero apenas un año después logró huir, refugiándose en
Estados Unidos, donde murió un día como hoy en el 1894.
El 23 de octubre
de 1997 fallece el actor Erdwin Juventino Fernández Sánchez, Actor cubano de la
radio, la televisión, el cine y el circo, quien además dirigió, escribió y
actuó en numerosos programas infantiles.
En los inicios de
la década del cincuenta, cuando ya se había enfrentado a un buen número de
desafíos dramatúrgicos, surgió el inolvidable payaso que lo iría a situar en
alto puesto dentro de la cultura cubana y lo dotara de una grandísima
popularidad. Se trataba de un clown
clara blanca, cuyos relatos destacaban la esencia de lo humano, confundiendo la
tristeza y la ternura como dicotomía central de su personalidad.
El personaje vio
la luz en un programa infantil de la
CMQ, llamado Chiquilín.
Y poco a poco se consolidó hasta llegar a llamarse Trompoloco; no obstante, la notoriedad la alcanzó varios años más
tarde.
El mayor
mérito de este payaso consistió en la aceptación que tuvo entre los niños, la
capacidad de adaptar lo circense a la pequeña pantalla y la habilidad para
escribir sus propios textos e improvisar, lo que lo llevó a la inmortalidad
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