Foto Jorge Luís Sánchez Rivera |
En el habanero de municipio Regla surgió, en el año 1836, la Sociedad Secreta Abakuá, una agrupación masculina que ha estado rodeada de mitos y leyendas, unas ciertas y otras provenientes del imaginario popular.
Llegada
del Kalabar africano, la Sociedad Secreta
Abakuá atrajo a hombres cubanos, mayoritariamente negros en aquel entonces, quienes
se afiliaron en “potencias”, “tierras” o “juegos” que se diseminaron por la
geografía capitalina siendo Centro Habana, Marianao, Regla, Guanabacoa, Arroyo
Naranjo y San Miguel del Padrón los
territorios con mayor incidencia, hasta nuestros días.
Aunque
mal vista, ignorada y marginada por no pocos esta hermandad constituye un rasgo
de la cultura nacional y parte imprescindible de la raíz africana que conforma
la identidad nacional, siendo más antigua que la bandera y el escudo cubano.
Foto Jorge Luís Sánchez Rivera |
A
lo largo de la historia los iniciados en esta sociedad secreta, se han
estigmatizado con rasgos negativos en materia de comportamiento social, nivel
cultural, educación y condiciones humanas, igualándoles con “el diablo” a partir de los supuestos comportamientos y
conductas asesinas, hechos con los que ha contribuido considerablemente la
literatura.
Contradictoriamente
con la manera despectiva con que son vistos, la historia recoge no pocas
acciones patrióticas de los Abakuá: miembros de la “tierra” Muñanga Efó, estuvieron entre los primeros en efectuar colectas
para la liberación de sus miembros de la esclavitud, practicantes también
estuvieron presentes en las tropas mambisas.
En
1856 ya se habían iniciado los primeros blancos en la hermandad, y algunos Jóvenes de la Acera del Louvre eran iniciados como Bakokúm Efó (primera entidad de hermanos
blancos fundada en Cuba).
El
27 de noviembre de 1871, ocho estudiantes de
Medicina fueron fusilados injustamente por miembros del ejército español que
gobernaba en Cuba y en un acto suicida por evitarlo, cinco miembros de la dicha
Sociedad fueron asesinados.
Por
tal motivo cada año, desde el 2006, hombres iniciados en la hermandad, se
reúnen en la Esquina
de la Descolonización
(Morro y Colón), para rendir homenaje a los caídos.
El
Consejo Supremo y el Buró de la
Provincia de La
Habana de la Asociación
Abakuá de Cuba encabezaron, este 2013, un emotivo acto que
dio inicio con las notas del Himno Nacional, lo que precedió a la peregrinación
hasta el monumento erigido a los ocho estudiantes de medicina.
No
pocas han sido las aproximaciones novelísticas al fenómeno Abakuá: “Ekué yamba
O” (Alejo Carpentier), “Cecilia Valdés” (Cirilo Villaverde), “Memorias de un
deportado” (Manuel Miranda),”Cuando la sangre se parece al fuego” (Manuel
Cofiño) y “Príapos” (Daniel Chavarría), son solo algunos ejemplos de diferentes
miradas hacia la consagración y modo de ser de los iniciados.
Estereotipados
con la inclinación hacia la actividad delictiva, y la vida al margen de la
legalidad, muchos han sido objeto de marginaciones injustas, sin tenerse en
cuenta que son sencillamente cubanos que conforman la historia de una nación
erigida sobre raíces culturales provenientes de diversas partes del mundo y con
marcados aportes de las culturas africanas.
En
la creación artística y literaria también han tenido significativa presencia:
Ignacio Piñeiro (uno de los más célebres músicos cubanos) introdujo la clave
Abakuá al son, enriqueciéndola, hasta la actualidad, Agustín Gutiérrez
(destacado percusionista) introdujo la técnica de arrastrar la mano sudada
sobre el cuero del tambor para extraer de éste un sonido muy similar al bramido
del tambor más sagrado de la controvertida sociedad.
Otros
ejemplos están en la introducción del cencerro al danzón, la ejecución de
toques y frases en el Jazz introducidas por Chano Pozo (rumbero imprescindible
en el panorama sonoro nacional).
Jesús Orta Ruiz
(El Indio Naborí), destacado poeta cubano también pertenecía a la hermandad,
con estos ejemplos se evidencia lo errado de la manera de ver a los consagrados
en esta cultura como elementos antisociales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario