Ver
como se destruye un patrimonio es siempre motivo de tristeza y frustración,
porque con ello se destruye parte de la historia, pero ver como hombres y
mujeres se empeñan en recuperarlo, hace revivir las esperanzas y es eso
justamente lo que me sucede con el emblemático Teatro Martí, joya
arquitectónica que se restaura gracias al empeño de la Oficina del Historiador de
la Ciudad.
Movida
por la curiosidad propia de los que ejercen mi oficio, llegué hasta el lugar y
conversé con Enrique Tamarí, especialista que tiene a su cargo la escenotecnia
del lugar.
Rememorar
los años de juventud y sus asiduas visitas al Teatro Martí, no fue muy difícil
para este hombre que ahora conforma un equipo enfrascado en la recuperación de
los valores arquitectónicos e históricos del inmueble ubicado en la
intercepción de las calles Dragones y Zulueta en la Habana Vieja.
En
sus inicios (1884), la edificación perteneció a Ricardo Irijoa, quien lo
adquirió en una subasta y construyó un Teatro que llevaría su nombre, siendo en
1900 cuando adquirió el nombre del Héroe Nacional cubano.
A
la interrogante de cómo recuerda el Teatro Martí, el profesional contestó: “Me
quedó impresa en la mente la elegancia con que se presentó uno de los
espectáculos de los años cuarenta: La
viuda alegre, por lo que no dejé de asistir a este lugar a disfrutar del
buen teatro.
En
este espacio admiré la maestría de la interpretación de Rosa Fornés, Alicia
Rico, Candita Quintana, María de los Ángeles Santana, Enrique Arredondo y muchos
otros que representaban el Teatro Vernáculo”
Por
la calidad de su complejo proyecto y la exhaustividad de los estudios
realizados para su intervención, la rehabilitación del Teatro Martí de la
capital cubana obtuvo el Gran Premio del IX Salón Nacional de Arquitectura y
Urbanismo, efectuado entre el treinta de octubre y el dos de noviembre de
2013 en La Habana.
Actualmente
el grupo interdisciplinario que se entrega a la reparación del inmueble está
integrado por especialistas de luces, electroacústica, escena y arquitectura,
quienes unidos a restauradores harán brillar nuevamente esta joya de la
arquitectura cubana.
Según
lo proyectado el futuro Teatro llevará pisos móviles en el escenario, mecánica
escénica, torre de tramoya, telón de boca pintado que recreará la visón del
público a la llegada, una cortina americana y una cámara oscura o clara, a la
usanza de un teatro clásico a la italiana.
“Luego
de la remodelación este Teatro quedará mejor que lo que fue, porque a los
elementos fundacionales se les adicionará climatización, instalaciones
telefónicas, sistema contra incendios y todos los elementos de la escena
actual”, acotó Tamarí.
A
partir de las categorías en que se dividen los teatros, el conocedor
profesional comentó que este es propicio para el género chico (musical, comedia y otros similares).
Antes
de terminar quise saber qué significa para Enrique Tamarí haber sido público de
un coliseo al cual hoy aporta sus conocimientos en la remodelación, siendo su
respuesta:
“Como
público disfruté mucho por el vínculo que tuve con este lugar, sufrí su
deterioro y tuve la nostalgia de verlo cerrado por mucho tiempo, pero después experimenté
la alegría de conformar el equipo que lo restauraría, lo que es motivo de gran
alegría porque ya no soy el niño que
empezó viniendo a las presentaciones, ni el joven que lo disfrutó, ahora soy el
adulto que trata de que la nostalgia cambie por la alegría”
Gracias
a una dedicada restauración los habaneros podremos contar, próximamente, con un
remozado Teatro Martí, una obra que debe quedar para la posteridad.
Maqueta:
No hay comentarios:
Publicar un comentario