Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera |
En
ocasiones la vida la privilegia a una con la oportunidad de establecer
relaciones de respeto y camaradería con personas que han dejado su huella en la
vida social, y ese es mi caso con Teresa Segarra Padrón, destacada locutora
y periodista de la radio y la Televisión cubana.
Teresita
Segarra, como se le conoce públicamente es una cubana de buen carácter, cordial
y alegre que accedió gustosamente a conversar con los oyentes de la revista
radial La Parada
de las tres, en Radio Ciudad de La
Habana.
Periodista: ¿Cómo fueron sus inicios en los medios de
comunicación?
Teresita Segarra: Me inicié a través de cursos intensivos, fui una de
las mujeres que inició la voz femenina en Radio Enciclopedia, cuando se decidió
a que las voces de esa emisora fueran sólo mujeres, inclusive las operadoras de
sonido.
Lamentablemente
fueron ocho meses, de ahí pasé para la Televisión en 1970, etapa en la que tuve que
plantearme nuevas metas porque ya no era sonido únicamente, era también imagen,
por lo que la exigencia se redobló teniendo que pasar el curso de actuación que
duró tres años.
Soy
del criterio de que la actuación es fundamental en la locución, es un
complemento que ayuda a la interpretación, se puede conocer de la técnica de la
locución, pero es muy importante la captación, la observación y la
interpretación de cómo transmitir diferentes mensajes con tonos disímiles.
Con
eso adquiría habilidades que me permitieron estar en espacios infantiles (¡A
jugar!), cantar canciones para niños, conducir revistas musicales como Buenas
Tardes. Cuando me veían en el espacio FAR Visión, no era la misma persona,
porque aunque sin montar un personaje, logré la capacidad de desdoblarme en
espacios y situaciones diferentes, porque los locutores no somos personajes,
somos personas que no nos podemos dar el lujo de decir cualquier cosa.
P: ¿Cómo actriz participaste en algún espacio dramatizado?
Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera |
T S: Cuando terminé el curso de actuación ya trabajaba como locutora en la
televisión y tuve la oportunidad de actuar en Radio Progreso, donde me
aceptaron, pero me fui complicando con la televisión y la cosa se me hizo
difícil.
Hay
una anécdota; Yo era el personaje principal de una radio novela dirigida por
Caridad Martínez, y en medio de la grabación me enviaron a Checoslovaquia, por
lo que el capítulo no se pudo grabar, hubo que sustituirme, era el capítulo de
mi boda y fue necesario cambiar todo, ese incidente hizo que no trabajara más
en seriados, sino en espacios de capítulos que concluían.
Después
empecé a sustituir a Marialina Grau en algunos espacios., luego de su
maternidad, con lo que tuve la oportunidad de dialogar con colegas queridos,
como Aldo Lavandero, Silvano Suárez y muchos otros.
Yo
tuve la oportunidad y el privilegio de tener muy cerca a mis antecesores, a mis
profesores, lo que es una experiencia única, mi profesor mayor fue el gran
Germán Pinelli, quien me enseñó casi todo lo que yo se en materia de locución e
intercambio con el público.
También
compartí con Eva Rodríguez, con Héctor Fraga, Consuelito Vidal, esa fue una
oportunidad que ahora no tienen mis compañeros, ahora se hacen muy escasas,
porque hay mucha presencia de actrices, actores y músicos haciendo labor de
locución, lo que hace que profesionales del medio se queden atrás.
P: Ahora que estamos hablando de personalidades de la cultura, quiero que
hablemos un poco de un amigo común, de Douglas Ponce, qué significó para ti?
T. S: Douglas fue un director artístico no solo de
televisión, sino de montajes de grandes espectáculos, tuve la oportunidad de
trabajar mucho con él, no quiero hablar mal de los actuales directores, pero él
era de los que te enseñaba y cuando no le gustaba algo te la decía y te hacía
cambiarla, enseñándote a conducirte, vestir y salir a la escena.
Douglas
es alguien a quien hay que tener presente y recordar con respeto y cariño.
P: ¿Cómo es Teresita Segarra en el plano personal?
T. S: No soy envidiosa, egoísta o ambiciosa, esos son los
tres defectos que detesto, no soy una persona irritada, soy muy optimista y
pienso que soy muy autocrítica.
Me
gusta bailar el casino, la música cubana, la buena compañía, me siento muy
mujer, muy femenina y además orgullosa de ser pronto bisabuela, tengo dos
nietos, y una familia que me enorgullece.
Tengo
muchos amigos y amigas con quien comparto en el baile del casino.
P: Hablemos un poco de tu afición por el baile de casino.
T. S: He sido muy multifacético, además de estar en el
Noticiero son Promotora cultural y fundadora del movimiento de Coordinadores de
la UNEAC (Unión
de Escritores y Artistas de Cuba), desde 1994, actualmente en el municipio
Playa, lugar donde nació el baile de casino en un lugar que le llamaban Casino
Deportivo y que hoy ocupa el Cristino Naranjo (Casa Central del Ministerio del
Interior-MININT-).
Allí
fundé un proyecto que va para cuatro años y que se llama Casineando en Playa,
que tiene por sede los Círculos Sociales, donde he logrado la gran familia de
bailadores de casinos, donde están presentes varias generaciones.
Estamos
en el Círculo Abreu Fontán los segundos y cuartos sábados de mes, de seis a
diez de la noche y el Jaimanita, el primer domingo de mes, ahora la Dirección Política
del MININT lo acogió como proyecto juvenil y lo está llevando a nivel nacional
para toda la tropa jóven.
El
casino es un baile popular y creo que es el momento de que lo nombren
patrimonio cultural de la nación como la Rumba y el Son, por lo que en los espacios donde
estamos le damos prioridad a los ritmos de salsa latinoamericana y a la música
cubana, para bailar y competir entre ruedas de diferentes lugares.
También
le damos espacios para la música de la
década prodigiosa donde se puede bailar merengue. Rock and roll o ritmos que
marcaron pautas en los años 70, porque de todos esos bailes se nutrió el
casino.
Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera |
P: ¿Qué significó el espacio FAR Visión, para usted?
T. S: Yo fui la fundadora y única locutora, fue mi primer
programa porque el Ministerio de las Fuerzas Armadas (MINFAR) quería que fuera
una locutora no conocida y como yo comenzaba me convertí en la locutora de ese
organismo.
Ese
espacio fue para mi una escuela en todos los sentidos, tenía que memorizar
textos, tener una disciplina extraordinaria y recuerdo con cariño a los
compañeros que me rodearon.
Además
fue el primer programa que tenía una cámara portátil, lo que significó que el
Video Tape también lo estrené allí, comencé cuando todo había que aprendérselo
de memoria, lo que no me eximió de adversidades, pero con ellas adquirí la
profesionalidad, a partir de cómo reaccionar en situaciones como perder la voz,
al aire, tener un acceso de tos o perder la memoria.
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