jueves, 21 de marzo de 2013

Conversando con una locutora estelar





Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera
En ocasiones la vida la privilegia a una con la oportunidad de establecer relaciones de respeto y camaradería con personas que han dejado su huella en la vida social, y ese es mi caso con Teresa Segarra Padrón, destacada locutora y  periodista de la radio y la Televisión cubana.

Teresita Segarra, como se le conoce públicamente es una cubana de buen carácter, cordial y alegre que accedió gustosamente a conversar con los oyentes de la revista radial La Parada de las tres, en Radio Ciudad de La Habana.

Periodista: ¿Cómo fueron sus inicios en los medios de comunicación?

Teresita Segarra: Me inicié a través de cursos intensivos, fui una de las mujeres que inició la voz femenina en Radio Enciclopedia, cuando se decidió a que las voces de esa emisora fueran sólo mujeres, inclusive las operadoras de sonido.

Lamentablemente fueron ocho meses, de ahí pasé para la Televisión en 1970, etapa en la que tuve que plantearme nuevas metas porque ya no era sonido únicamente, era también imagen, por lo que la exigencia se redobló teniendo que pasar el curso de actuación que duró tres años.

Soy del criterio de que la actuación es fundamental en la locución, es un complemento que ayuda a la interpretación, se puede conocer de la técnica de la locución, pero es muy importante la captación, la observación y la interpretación de cómo transmitir diferentes mensajes con tonos disímiles.

Con eso adquiría habilidades que me permitieron estar en espacios infantiles (¡A jugar!), cantar canciones para niños, conducir revistas musicales como Buenas Tardes. Cuando me veían en el espacio FAR Visión, no era la misma persona, porque aunque sin montar un personaje, logré la capacidad de desdoblarme en espacios y situaciones diferentes, porque los locutores no somos personajes, somos personas que no nos podemos dar el lujo de decir cualquier cosa.

P: ¿Cómo actriz participaste en algún espacio dramatizado?

Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera
T S: Cuando terminé el curso de actuación ya trabajaba como locutora en la televisión y tuve la oportunidad de actuar en Radio Progreso, donde me aceptaron, pero me fui complicando con la televisión y la cosa se me hizo difícil.

Hay una anécdota; Yo era el personaje principal de una radio novela dirigida por Caridad Martínez, y en medio de la grabación me enviaron a Checoslovaquia, por lo que el capítulo no se pudo grabar, hubo que sustituirme, era el capítulo de mi boda y fue necesario cambiar todo, ese incidente hizo que no trabajara más en seriados, sino en espacios de capítulos que concluían.
Después empecé a sustituir a Marialina Grau en algunos espacios., luego de su maternidad, con lo que tuve la oportunidad de dialogar con colegas queridos, como Aldo Lavandero, Silvano Suárez y muchos otros.

Yo tuve la oportunidad y el privilegio de tener muy cerca a mis antecesores, a mis profesores, lo que es una experiencia única, mi profesor mayor fue el gran Germán Pinelli, quien me enseñó casi todo lo que yo se en materia de locución e intercambio con el público.

También compartí con Eva Rodríguez, con Héctor Fraga, Consuelito Vidal, esa fue una oportunidad que ahora no tienen mis compañeros, ahora se hacen muy escasas, porque hay mucha presencia de actrices, actores y músicos haciendo labor de locución, lo que hace que profesionales del medio se queden atrás.

P: Ahora que estamos hablando de personalidades de la cultura, quiero que hablemos un poco de un amigo común, de Douglas Ponce, qué significó para ti?

T. S: Douglas fue un director artístico no solo de televisión, sino de montajes de grandes espectáculos, tuve la oportunidad de trabajar mucho con él, no quiero hablar mal de los actuales directores, pero él era de los que te enseñaba y cuando no le gustaba algo te la decía y te hacía cambiarla, enseñándote a conducirte, vestir y salir a la escena.

Douglas es alguien a quien hay que tener presente y recordar con respeto y cariño.

P: ¿Cómo es Teresita Segarra en el plano personal?

T. S: No soy envidiosa, egoísta o ambiciosa, esos son los tres defectos que detesto, no soy una persona irritada, soy muy optimista y pienso que soy muy autocrítica.

Me gusta bailar el casino, la música cubana, la buena compañía, me siento muy mujer, muy femenina y además orgullosa de ser pronto bisabuela, tengo dos nietos, y una familia que me enorgullece.

Tengo muchos amigos y amigas con quien comparto en el baile del casino.

P: Hablemos un poco de tu afición por el baile de casino.

T. S: He sido muy multifacético, además de estar en el Noticiero son Promotora cultural y fundadora del movimiento de Coordinadores de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), desde 1994, actualmente en el municipio Playa, lugar donde nació el baile de casino en un lugar que le llamaban Casino Deportivo y que hoy ocupa el Cristino Naranjo (Casa Central del Ministerio del Interior-MININT-).

Allí fundé un proyecto que va para cuatro años y que se llama Casineando en Playa, que tiene por sede los Círculos Sociales, donde he logrado la gran familia de bailadores de casinos, donde están presentes varias generaciones.

Estamos en el Círculo Abreu Fontán los segundos y cuartos sábados de mes, de seis a diez de la noche y el Jaimanita, el primer domingo de mes, ahora la Dirección Política del MININT lo acogió como proyecto juvenil y lo está llevando a nivel nacional para toda la tropa jóven.

El casino es un baile popular y creo que es el momento de que lo nombren patrimonio cultural de la nación como la Rumba y el Son, por lo que en los espacios donde estamos le damos prioridad a los ritmos de salsa latinoamericana y a la música cubana, para bailar y competir entre ruedas de diferentes lugares.

También le damos  espacios para la música de la década prodigiosa donde se puede bailar merengue. Rock and roll o ritmos que marcaron pautas en los años 70, porque de todos esos bailes se nutrió el casino.

Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera
P: ¿Qué significó el espacio FAR Visión, para usted?

T. S: Yo fui la fundadora y única locutora, fue mi primer programa porque el Ministerio de las Fuerzas Armadas (MINFAR) quería que fuera una locutora no conocida y como yo comenzaba me convertí en la locutora de ese organismo.

Ese espacio fue para mi una escuela en todos los sentidos, tenía que memorizar textos, tener una disciplina extraordinaria y recuerdo con cariño a los compañeros que me rodearon.

Además fue el primer programa que tenía una cámara portátil, lo que significó que el Video Tape también lo estrené allí, comencé cuando todo había que aprendérselo de memoria, lo que no me eximió de adversidades, pero con ellas adquirí la profesionalidad, a partir de cómo reaccionar en situaciones como perder la voz, al aire, tener un acceso de tos o perder la memoria.








No hay comentarios:

Publicar un comentario