jueves, 19 de septiembre de 2013

De nuevo en casa “La Andariega”




Luego de una exitosa gira por Europa, regresó a casa la compañía aficionada “La Andariega”, agrupación camagüeyana que se presentó en el recién finalizado Festival Olorum trayendo consigo los éxitos cosechados en Alemania, Austria y Suiza.

La danza es el fuerte de esta agrupación integrada por niños y adolescentes quienes desde el Movimiento de Artistas Aficionados trabajan denodadamente para hacer un arte de calidad y alto vuelo estético.

En entrevista a Luís Orlando Antúnez Sayas (Bambino), director de la compañía salió a relucir lo esforzado de este trabajo, la entrega y el sacrificio que ello implica, pero sobre todo lo hermoso de esta labor que realiza desde hace 18 años.

Este jóven es natural de Santiago de Cuba y graduado en enfermería, lo que no implica desconocimiento del arte, ni falta de profesionalismo en su labor escénica, todo lo contrario, él sabe muy bien qué, cómo, cuándo y dónde hacer lucir sus pupilos.
 
Periodista (P): ¿Qué significa La Andariega para Bambino en el plano personal?

Bambino (B): La Andariega es Bambino y Bambino es La andariega, creo que uno como creador se convierte en el alma del proyecto que dirige. En ocasiones nos encontramos grupos creados por otros, pero han perdido su esencia porque les falta el alma.

La Andariega es mi vida, es a lo que le he dedicado tomo mi esfuerzo y toda mi dedicación.
P: ¿Qué impacto y qué retos dejó en la agrupación el resultado de la gira?

B: El impacto fue muy fuerte, pudimos comprobar que el trabajo que hacemos está a la altura de cualquier grupo internacional. En mi concepto de profesionalidad son indispensables el respeto al trabajo, al escenario y al público, y es eso precisamente lo que hace La Andariega.
Supimos crecernos ante un público conocedor del arte, y el aplauso fue espontáneo, sincero, conmovedor sobre todo por la sinceridad con que estos niños asumen el hecho artístico.

Siempre me pongo un nuevo reto, tratando de que los espectáculos que creo le interesen más al público y tengan mucho más que ver con la realidad que vivo, sobre todo con una óptica de aliento, de quitar los obstáculos del camino.

Nuestro slogan es “La Andariega, pies descalzos callejera”, y no es por gusto: pies descalzos se trata de que como nunca vamos a llegar a lo máximo, nunca tendremos zapatos en nuestros espectáculos, dejando así clara la idea de que siempre se aprende algo.

Y callejera porque necesitamos del público espontáneo de la calle, que camina con sus preocupaciones pero que se detiene a ver nuestro trabajo y se recrea en él, por eso es que nuestros espectáculos son adaptables a cualquier espacio.

P: ¿Cuáles han sido las obras de mayor impacto en el público a lo largo de los años de creado el grupo?

B: “Jardín de Estrellas” es uno de los espectáculos de mayor acogida por el público, por lo conmovedor del tema que trata, en lo tocante al abandono familiar interpretado por dos niñas de diez años. Esta obra estuvo presente en todo el verano.

“Diatriba” es otro espectáculo muy aceptado por lo conmovedor y trasgresor de normas, con un rompimiento de la dramaturgia dentro de la danza, alcanzando premios en eventos nacionales.

Las Andariegas opinan

Dayana Valdés, Jennifer Pupo y Daniela Mendoza son tres de las integrantes de La Andariega y para ellas este agrupación ha marcado sus cortas vidas (15, 15 y 13 años de edad respectivamente) por los sacrificios y las renuncias que ha implicado su permanencia.

El tiempo para los quehaceres docentes y para el juego es casi nulo y las golosinas son apenas probadas, para mantenerse en el peso, lo que no ha mellado en sus empeños de ser actrices.

Para ellas formar parte de este proyecto es algo extraordinario porque en él pueden materializar sus sueños.

El apoyo de la familia es vital para estas noveles artistas, quienes agradecen la presencia y el apoyo de los padres y demás miembros en el feliz desarrollo de sus labores.
En Andariega hemos aprendido la hermandad, la unidad entre los integrantes, el ser mejores personas, el apoyo en las dificultades, la disciplina necesaria para todo en la vida, acotó Dayana.

Estas jóvenes sueñan con ser artistas consagradas, reconocidas dentro y fuera del país y para ello saben de la necesidad del sacrificio, la dedicación y el trabajo, pero concientes de ello agradecen al colectivo de profesores sus enseñanzas para el buen desempeño escénico.

Martha Jiménez Pérez, manos de diosa.




La escultura, la pintura, la talla en madera, la cerámica y el grabado son artes que se aprenden con el paso de los años y con una buena formación vocacional, pero ante todo son aptitudes innatas en quienes las ejecutan y ese es precisamente el caso de la camagüeyana Martha Jiménez Pérez, quien no abandona su tierra natal y en ella ha dejado su huella materializada en bellas piezas.

Entregada a las labores manuales desde pequeña, comenzó sus estudios en la Primera Escuela de Instructores de Arte, completando su formación de manera autodidacta y adquiriendo luego el nivel superior como Licenciada en Artes Plásticas, para  ejercer después  como profesora e instructora de arte.

En el centro histórico de su natal Camagüey tiene un especial taller donde exhibe su obra antológica y la más contemporánea  desde hace aproximadamente cinco años, lugar donde el visitante puede encontrar pequeños y grandes formatos escultóricos, pinturas, cerámicas y los objetos más insospechados.

Reconocida internacionalmente, Martha Jiménez Pérez atesora entre otros el Premio Regional de la UNESCO del año 1997, Premios de las Bienales en Europa y Asia, el Premio de la Bienal de Cerámica y Vasijas de Shangai (2010) y  del 2011 ostenta  el principal lauro en la Bienal de Terracota de Turquía, galardón que obtuvo con una escultura de tres metros.

La Plaza del Carmen, de la ciudad de Camagüey es un espacio de obligada visita para quienes llegan a la tierra de Ignacio Agramonte, por la manera en que allí se conservan las tradiciones folklóricas y por la excelente ambientación del lugar, donde reinan esculturas a tamaño natural de personajes reales o ficticios creados por las manos de esta diosa de las artes.

Ese conjunto escultórico está integrado por un trío de mujeres identificado como “Las tres chismosas”, una pareja de enamorados, un lector de periódico inspirado en un vecino de la zona que aún acostumbra sentarse en ese lugar a ojear la prensa.

Especial resulta el retrato escultórico hecho a  un vendedor de tinajas que con una carretilla transitaba por el lugar hasta hace poco más de un año, en que falleció, su nombre era José Rodríguez, quien fuera conserje del otrora Convento de las Ursulina ubicado en el lugar donde hoy está la conocida Plaza del Carmen.

Sobre este conjunto, la artista comentó: “yo trabajaba la escultura y la cerámica en pequeño formato, ya en 1997 mi obra había recibido premios nacionales e internacionales, trabajaba el tema costumbrista y gustaba de realizar obras dentro de la zona urbana, todo eso se unió en la propuesta de estas piezas a la Oficina del Historiador de la Ciudad y fue aprobado.

Luego de una investigación exhaustiva y profunda para caracterizar el lugar con una temática que reflejara sus costumbres, desde el año 2004 estas obras engalanan en área”

Actualmente esta cubana está enfrascada en la reelaboración del proyecto escultórico, para llevarlo al bronce, y en otras esculturas que deben ser terminadas para la celebración de los quinientos años de fundada la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe.

El trabajo en bronce es algo muy difícil por los esfuerzos que requiere y de una mujer exige mucho más, recalcó la entrevistada, quien prosiguió  planteando “hay trabajos y fuerzas que se deben aplicar, pero eso constituye un reto para las féminas y así demostramos que las mujeres no solo podemos ser buenas en las labores domésticas, sino que también somos útiles a la sociedad”.

A la interrogante de cómo se siente desde las miradas ajenas, respondió: aquí en Camagüe me siento bien porque veo la satisfacción en los rostros de mis coterráneos, quienes reciben mi arte, hecha desde y para el alma, satisfaciendo una necesidad espiritual para sentirse mejor.

La atención a la familia es algo que no deja de la mano, aunque su labor le deja muy poco tiempo para atenderla, pero siempre hace un espacio para rellenar y compensar el vacío que ha dejado su ausencia necesaria.

Para despedir esta conversación, Martha Jiménez Pérez, quien convierte en arte todo lo que toca, dejó por sentada la certeza de que no abandonará su espacio para emigrar a la gran Habana, porque a su decir, allí es donde su arte es más necesaria.

Fotos: Jorge Luís Sánchez Rivera