sábado, 27 de enero de 2018

Regresará colección Huracán a la Feria del Libro de La Habana


 Iyaimí Palomares Mederos

La tan añorada colección Huracán, de la editorial Arte y Literatura regresará durante la ya cercana Feria Internacional del Libro a celebrarse en la Habana entre el primero y el once de febrero.
 
Los detalles los ofreció a esta publicación Iyaimí Palomares Mederos, directora de la casa editorial.

La editorial que usted representa llegará a la 27 Feria Internacional del Libro con la agradable noticia del regreso de la Colección Huracán. ¿Cuáles han sido las principales motivaciones para la reaparición?

Las principales motivaciones han sido los insistentes pedidos del público. Desde hace años hay una insatisfacción en el público lector, por la sensible disminución en las publicaciones de esta colección.

Durante muchos años apenas salieron dos títulos amparados por ese sello que es antológico y por excelencia la que ha caracterizado a nuestra casa editorial, formando parte de los patrimonios de familias amantes a la lectura.

Aunque las publicaciones de esta colección no siempre tenían la calidad deseada en cuanto a diseño y el material, si eran muy buenas en el contenido.

Por eso hemos retomado la idea, para satisfacer las exigencias de los lectores. 

¿Cuántos títulos presentarán en esta ocasión?

Cinco serán los títulos que llevaremos a la Feria, pero para el venidero año duplicaremos la cifra.

Este año volverán emblemáticos títulos como Cumbres Borrascosas, Tiempos Difíciles, El Diablo en el cuerpo, Papá Goriot y El Rojo y el Negro.

El último de estos no saldrá precisamente bajo el sello Huracán, porque su gran volumen que unificará los dos tomos en que salió hace años. Por eso saldrá con la colección Clásicos, relativamente nueva que ahora sacará títulos que hace más de medio siglo salieron con Huracán, en dos tomos.

¿Cuál es el principal propósito de estas reediciones?

Pretendemos que los jóvenes conozcan las obras más emblemáticas de la literatura universal, publicadas bajo el sello de una editorial cubana, y que con eso se motiven por la lectura del libro físico.

¿Qué otras propuestas traerá Arte y Literatura a la Feria del Libro?

Como nuestro perfil es la publicación de obras extranjeras, el país invitado de honor (China) tendrá un protagonismo en nuestro stand.

Estaremos presentando cinco títulos de libros sobre esa nación asiática, entre los que destacan Teléfono Móvil, La abeja diligente (compilación de mil proverbios chinos), La hija del Rey Dragón (compilación de literatura de la dinastía Tang), El diario de un loco.

Además, tendremos títulos que fueron premios del lector en ediciones anteriores, como 1984, El caballo de la palabra (compilación de proverbios africanos de la autoría del Dr. Rogelio Martínez Furé) y Corazón, que es uno de los libros más demandados.

¿En el caso específico de Corazón, puede decirse que es el libro más emblemático de la Editorial?

Sin dudas, esta es la quinta edición que hacemos a ese título, todos los años se gota su tirada y siempre vuelven las solicitudes, cosa que nos satisface porque es un libro importante para los niños y los adolescentes.

Corazón debe convertirse en el libro de cabecera para las nuevas generaciones por los valores y sentimientos que transmite. Así que siempre que lo pidan, lo tendremos.






viernes, 26 de enero de 2018

Adiós al Guarachero Mayor



Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera

Humberto Medina, fundador de la legendaria comparsa  Los Guaracheros de Regla” será inhumado esta tarde a las cinco en el cementerio del capitalino municipio Regla, lugar hasta donde lo acompañará un singular desfile carnavalesco en tributo a su memoria.

Cuando en junio de 1959 Medina creó la histórica agrupación músico-danzaria que por más de medio siglo ha representado al ultramarino pueblo y a Cuba en festejos internacionales, no imaginó que se convertiría en uno de los fenómenos culturales más representativos de las expresiones de la cultura popular de la Isla.

Y hoy sus admiradores daremos el último aplauso a uno de los más fieles defensores del arte popular, esa que nace lejos de las academias y que se manifiesta de las más insospechadas y espontáneas maneras.

Humberto Medina fue un cubano fiel a su historia y a su Revolución, lo que confesó en entrevista con motivo de las cinco décadas de la Comparsa,: “…para mí ser Guarachero es ser Cuba, porque desde sus inicios los integrantes de esta agrupación nos  identificamos  plenamente con la causa de la Revolución naciente…”, expresó.

Al decir de Medina, en aquel momento  Guaracheros ha tenido como premisa el amor al trabajo, a la música, a Cuba y a la cultura nacional y sobre esa base ha transitado como formadora de buen gusto en materia de fiestas populares.

Sus coreografías, vestuarios y música han tenido siempre un sello de identidad, lo que los ha posicionado en el gusto de cubanos y extranjeros.

La familia medina ha sido parte inseparable de esta agrupación que hoy celebra 55 años, actualmente su hijo  Héctor la dirige, siguiendo los pasos de su padre y de otros miembros de su  estirpe.

Llegue a sus familiares y amigos, y muy en especial a los defensores del Carnaval habanero nuestras condolencias.

martes, 23 de enero de 2018

Humberto Rodríguez García, maestro de actores



Hace exactamente cuatro décadas se fundó el sistema de Casas de Cultura, estructura institucional comunitaria destinada al desarrollo del gusto estético en los diferentes grupos de edades de barrios y localidades.
 
Muchos han sido los artistas que dieron sus primeros pasos en estas instituciones llamadas a convertirse en el principal centro cultural de la comunidad, todos guiados de la mano de instructores que a lo largo de los años se han esmerado en hacer de esta una labor digna.
Con uno de los protagonistas de esta noble tarea dialogamos hoy, su nombre Humberto Rodríguez García, profesor-instructor de Teatro en la Casa de Cultura de Calzada y 8, en la que creció y se ha desarrollado el grupo Olga Alonso, que dirige.

¿Por qué ha permanecido 38 años dentro del sistema de Casas de Cultura?

Porque fue lo que estudié hace medio siglo y nunca he abandonado la profesión, he trabajado en varios municipios del país pero siempre como instructor de teatro.

Es una profesión que abracé y mantendré mientras tenga fuerza y lucidez para hacerlo.

¿Cuáles son las principales motivaciones para su trabajo?

Los aficionados, es un lugar donde se reúnen personas de todos los grupos de edades, que acuden en busca de satisfacer sus expectativas.

Prepararlos y verlos crecer como artistas es una de las más grandes satisfacciones que he tenido, a muchos los he visto salir de aquí para la enseñanza artística y luego hacerse profesionales de alto valor, eso me hace sentir realizado.

Muchos de los alumnos que formó ahora son reconocidos actores de la escena cubana, puede mencionar algunos.

Para mí no es muy cómodo hablar de los alumnos que han obtenido éxitos, porque realmente ahora hay una nueva generación de talentosos jóvenes, pero sé que a veces es necesario remitirse al pasado para ver  los frutos de nuestra labor.

Entre los discípulos que mayor éxito han tenido en su labor como actores destacan Corina Mestre, la primera alumna que tuve con solo quince años, después llegaron otros como Jorge Perugorría, Bárbaro Marín, Catia Caso, Laura de la Uz y muchos otros que me hacen sentir orgullo cuando disfruto de su quehacer en la televisión, el cine y el teatro.

¿Cuánto ha cambiado el sistema de Casas de Cultura desde su fundación hasta la fecha?

Ha cambiado mucho, en los inicios existía un amplio vínculo entre  la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y la Brigada Raúl Gómez García a la que pertenecíamos los jóvenes artistas aficionados, desde todas las manifestaciones.

Con ese grupo conocimos el país y llevamos nuestro incipiente arte a todas las provincias, durante un mes del año, eso constituía una motivación especial para los que en aquel entonces éramos jóvenes. La Brigada nos permitió intercambiar con músicos como los de los  grupos  Moncada y Mangüaré entre  otros.

En esos recorridos siempre estaba presente el grupo Olga Alonso, lo que constituía un estímulo para los aprendices, al tiempo que aportaba un amplio reconocimiento en el país.

Esa fue una época preciosa que se ha perdido, después de los duros años de los 90 todo ha cambiado , se mantienen las Casas de Cultura con el mismo programa, pero esos estímulos desaparecieron, como lo han hecho muchas otras cosas que motivaban a instructores y alumnos.

Entre las cosas que ha perdido el sistema destaca el Festival Obrero, un encuentro en el que participaban los grupos y solistas, todos los años y en los que siempre resultábamos premiados. Eso también era motivo de satisfacción para los artistas de las Casas de Cultura ya que se intercambiaba con aficionados de todas las artes.

Ahora se producen festivales municipales de menor envergadura, como el concurso de creación “Olga Alonso” que yo mismo creé, pero la etapa dorada pasó.

Actualmente muchas personas que se dedican al trabajo no estatal imparte clases de arte en sus hogares. Esto constituye un peligro para el sistema de Casas de Cultura.

El gobierno ha dado una posibilidad para el trabajo por cuenta propia en las manifestaciones artísticas, a lo que no me opongo, pero si a los que engañan y lo hacen solo por dinero, sin vocación ni todos los conocimientos.

Pensé que en el momento de autorizarse estas actividades lo harían con base en una calificación y un currículum que avale el conocimiento y la capacidad para desarrollar la actividad, porque el buen arte no permite improvisaciones.

En contradicción con ello, cualquiera que se gradúa puede obtener la autorización, y creo que eso no es bueno para el arte, constituyendo un freno.

¿Cómo le gustaría ser recordado por sus discípulos?

Como un profesor que amó el teatro con pasión.

¿Qué recomienda para el sistema de Casas de Cultura?

Que sigan fortaleciendo su trabajo, que surjan más espacios como estos porque este es un pueblo muy preparado para todas las manifestaciones, y las nuevas generaciones de actores, músicos y artistas de la plástica tienen un talento extraordinario que debe ser puesto en función de la comunidad.