sábado, 16 de mayo de 2015

Gran Premio para el que le dicen Cuba


Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera

            Entrevista al músico Alexander Abreu, director de Habana de Primera. Gran Premio  Cubadisco 2015. 

La discografía cubana tiene un certamen que cada año reconoce la labor de lo más representativo de la música cubana e internacional con los premios Cubadisco en categorías que van desde las expresiones sonoras más tradicionales hasta lo más contemporáneo.

Este año la fiesta del disco cubano celebra su edición XIX y entre los laureados sobresale el volumen “La vuelta al mundo”, distinguido como mejor álbum de música popular bailable y con el Gran Premio en justo reconocimiento a un fenómeno musical surgido hace ocho años que ha marcado pautas en el panorama nacional.

Dirigida por el trompetista Alexander Abreu, Habana de Primera ha irrumpido con una sonoridad peculiar que se distingue por las composiciones, la melodía y la calidad interpretativa.

Alexander este es el tercer Premio Cubadisco para Habana de Primera, además ahora estás catalogado como “maestro”. ¿Qué significa eso para ti?

Trabajo con mucha entrega, con mucho amor, esa categoría me compromete más con mi pueblo que es quien me ha dado el mayor premio con su respeto y su aceptación a lo largo de los años de la agrupación.

Es muy lindo lo que está pasando y espero seguir ganándome la aceptación de mi pueblo.

¿Cuál es la fórmula para llegar al corazón del pueblo con letras respetuosas?

La única fórmula es vivir dentro del pueblo, en ocasiones el ser artista te separa un poco de la realidad pero no se puede vivir detrás de cristales negros, por lo que me he dedicado a escribir música cubana para ser escuchada y para ser disfrutada desde la base del respeto, reflejando su realidad pero sin groserías.

Transmitir energías positivas sin edulcorar la realidad, para lo que no es necesaria la ofensa ni la grosería.

Tienes una frase que te identifica en tus temas: “Camina por arriba del mambo”, qué significa.

Ese es  un sinónimo de avanza sin miedo, que todo está bueno

¿Por qué a ti te dicen Cuba?

Porque soy parte de mi tierra, del suelo donde nací y donde estaré hasta que Dios quiera, siempre respetando los patrones de mi cultura de mi nación y de mi idiosincrasia.

¿Cuándo recibiste el premio se lo dedicaste a Juan Formell, por qué?

Juanito es todo, con él bailé cuando era niño, aprendí del respeto que se le debe a la música cubana y la vergüenza de sus músicos, por eso estoy en deuda con él hasta la muerte porque lo que somos se lo debemos a él, a su música y a su enseñanza.

Todo lo bueno en materia musical en los últimos tiempos tiene el sello de Juan Formell porque fue una escuela para los creadores musicales de cualquier género, por eso seguirá viviendo entre su pueblo.

¿Qué futuro le auguras a la música bailable cubana?

Este año apareció una nueva categoría en los Premios Cubadisco (Música popular bailable, novedades) que es muy justa por la magnitud de algunas de las nuevas agrupaciones, por ejemplo El niño y la verdad agrupación que recibió ese premio.

El compromiso que tenemos nosotros es con los estudiantes de las academias de música, que nuevamente se están interesando por lo que sucede en el panorama musical del país.

Pienso que si seguimos de esta manera el futuro de nuestra música está garantizado. Me complace haberme convertido en un motor impulsor de esta generación que está saliendo y siento el deber de inculcarles lo bueno y darles lo poco que se y que aprendí de grandes de la música del patio.

Respeto el trabajo de Chucho Valdés, de José Luís Cortés, de Adalberto Álvarez y de la pléyade de grandes que están poniendo la música cubana en el lugar que merece y eso se lo tengo que transmitir a los nuevos.

martes, 12 de mayo de 2015

Otra rumba para un rumbero


Oddebía García y Joan Morell

Llevar a la escena momentos importantes de la vida de personajes que marcaron hito en la historia de una nación no es novedad, pero si motivo de estudio para no fallar en el intento y ese ese justamente el caso de La otra rumba de Papá Montero, obra que hasta el venidero domingo 17 de mayo se anuncia en la cartelera del Centro Cultural Bertol Brech (Línea y J).
 
De las manos del binomio Johanne García y Antonio Arroyo en la dirección artística y coreográfica y la dirección teatral y libreto respectivamente, vuelve a la escena cubana la popular historia “La última rumba de Papá Montero”, esta vez con un toque más contemporáneo pero que no rompe con la mágica interrelación música, canto y danza que conforman el discurso gestual y coreográfico de la idea original.

Papá Montero, rumbero excepcional conocido por los rasgos de su personalidad plagada de rasgos exclusivos (buen bailador, mujeriego y vanidoso), que lo hicieron querido y admirado por muchos y odiado y envidiado por otros.

Esta puesta en escena constituye una manera de escenificar el comportamiento social en  los barrios  habaneros de los 50, siendo elementos distintivos en la vida citadina de la época.

La versión, protagonizada por la Compañía de Danzas Tradicionales JJ,  se desarrolla en un solar de estos tiempos, lugar donde se entrelazan el Son, la Rumba, el Bolero y la Canción para describir los acontecimientos que se destacan en la localidad, siendo otro de los acercamientos que en los últimos años se han producido al Teatro Musical, género que en Cuba clama por retomar su espacio.

Aunque sin descollantes actuaciones, La otra Rumba de Papá Montero es una historia bien hilvanada en la que sobresalen Oddebí García Fabars y Joan Morell en los roles de Papá Montero y su enemigo acérrimo Cheo Malanga.

Dato curioso es el hecho de que ambos jóvenes fueron primeros bailarines del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba y actualmente se desempeñan en roles similares en el Ballet “Lizt Alfonso”.