lunes, 24 de febrero de 2014

Literatura católica en la Feria de La Habana






Fotos: Jorge Luís Sánchez Rivera

Por segunda ocasión consecutiva en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña se abre un espacio, durante los días de la Feria Internacional del Libro, a la editorial venezolana Hermanas Paulinas.

Con la Hermana Alicia Galindes, misionera en República Dominicana, sostuvimos una animada conversación para adentrarnos, un poco en el mundo de esa Congregación y su labor social.

A la habanera Feria trajeron variada literatura, siendo la más significativa La Sagrada Biblia, según explica la religiosa, este reconocido material llegó en diferentes versiones (Jerusalén, Latinoamericana, la del Pueblo de Dios y la Ecuménica).

Libros sobre valores, formación para los niños, para los jóvenes y para el matrimonio, entre otros conformaron el stand que no permaneció vacío durante los días de Feria.

Otras literaturas llegadas de la mano de estas hermanas son las que sugieren “vitaminas para el espíritu”, que ayudan a que las personas se llenen de ánimo y sean mejores, eleven su autoestima, entre otros temas.

La Colección Emociones, fue de las más solicitadas ya que contiene sugerencias para superar el desánimo, la envidia, el miedo y otros sentimientos negativos que no permiten el mejoramiento humano.

Literatura de espiritualidad y de piedad popular, conformaron el espacio ocupado por las Hermanas Paulinas, quienes entre sonrisas, consejos y bendiciones atendieron a un público que religioso o no se sintió reconfortando con tanta amabilidad.

Interesante resultó la preferencia por las biografías del Papa Francisco o de la Madre Teresa, así como por los libros de sanación, ya que propician elementos novedosos para el curioso público cubano acostumbrado al contacto con la buena literatura.

Además esta editorial trajo a La Habana títulos de Psicología, Pedagogía y otras humanidades que ayuden a profesores y estudiosos del tema a la motivación desde el incentivo a niños y jóvenes.

La responsabilidad, la tolerancia, la aceptación mutua y el respeto a las individualidades son valores que  también estaban contendidos entre los libros traídos desde esta orden religiosa.

“Nosotras no solamente vendemos, también brindamos dirección espiritual u otra orientación a quienes se nos acerquen, han venido muchas madres de adolescentes a buscar nuestro consejo o ayuda.

Esto es algo para lo que estamos preparadas a través de nuestra formación religiosa como Paulinas, ya que nuestro perfil es la Comunicación Social, unido a la Pedagogía y el estudio de las etapas de formación de los niños jóvenes y adolescentes” comentó la Hermana.

Y la Congregación, cuál es su principal tarea.

Yo trabajo con adolescentes y jóvenes, los oriento en su proyecto de vida a partir de sus cualidades y aptitudes, sin distinguir entre los que tienen fe religioso y los que no, nuestra principal labor es ayudar a que el mundo futuro sea mejor y en eso intervendrán los creyentes y los no creyentes.

Esa es nuestra principal función social, orientarlos en la elección de su profesión en la vida, sin pretender llevarlos al convencimiento para que se acojan a nuestro estilo de vida.

¿Cuál es la mayor diferencia que existe entre las Hermanas Paulinas y el resto de las Congregaciones?

Nosotras no accionamos en Cuba, lo hacemos en otros 53 países del mundo, donde no nos dedicamos a la educación o a las obras sociales de trabajar en asilos. Somos más avocadas a la producción: escribimos, dibujamos, diseñamos y estamos muy vinculadas a las redes sociales en bien de la humanidad

Por ejemplo yo trabajo en medios de comunicación masiva, (no solo de carácter religioso) donde tratamos temas relacionados con los valores porque todo lo que ayude a que el ser humano sea mejor merece que trabajemos por ello sin reparar en el creo.

¿Qué importancia le confieren a su presencia en la Feria de La Habana?

Nuestra presencia en este evento es una muestra de que en Cuba se ofrecen posibilidades a todas las personas, existen diferentes maneras de ver la vida y todos merecen que se les brinde lo que necesitan para su crecimiento espiritual y eso es lo que sucede aquí.

¿A cuántas cosas tiene que renunciar una persona que se entregue a la vida religiosa?

Si ponemos el acento en la renuncia, son muchas, pero no lo vemos como eso sino como una donación, es similar a la mujer que se casa y se entrega al cuidado de su familia, eso no es una carga para ella porque lo hace con amor.

Nosotras somos misioneras y nos pueden mandar para cualquier parte del mundo, yo por ejemplo hace dos años que no veo a mi familia, a mis padres, porque estoy en otro país y si después me asignan otra tarea pues debo obedecerla.

En ocasiones una tiene que renunciar a los hábitos alimenticios, a cosas que te puedan gustar y a otras cosas que para nosotros son pequeñas porque forman parte de nuestra entrega, pero los beneficios son superiores porque el trabajo con las personas y el intercambio nos enriquece.  En ocasiones crees que has dado mucho pero es más lo que se recibe.

Nos consagramos a esta vida desde muy jóvenes (18 o 20 años), debiendo llegar vírgenes en muestra de amor por nuestro Señor. Aunque por lo general nos gustan mucho los niños, los tenemos de otra manera porque somos sus madres espirituales y en el contacto con ellos también aprendemos a amar a sus padres y familias.

¿Si alguna quiere renunciar a esa vida, puede hacerlo?

Lo nuestro no es un sacramento como la acción sacerdotal, es una acción voluntaria por lo que no estamos aquí obligadas, entonces cuando alguna se da cuenta de que esta no es su vida, que es demasiado para ella, o simplemente se quiere salir, se retira sin que haya consecuencia alguna.


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