martes, 23 de enero de 2018

Humberto Rodríguez García, maestro de actores



Hace exactamente cuatro décadas se fundó el sistema de Casas de Cultura, estructura institucional comunitaria destinada al desarrollo del gusto estético en los diferentes grupos de edades de barrios y localidades.
 
Muchos han sido los artistas que dieron sus primeros pasos en estas instituciones llamadas a convertirse en el principal centro cultural de la comunidad, todos guiados de la mano de instructores que a lo largo de los años se han esmerado en hacer de esta una labor digna.
Con uno de los protagonistas de esta noble tarea dialogamos hoy, su nombre Humberto Rodríguez García, profesor-instructor de Teatro en la Casa de Cultura de Calzada y 8, en la que creció y se ha desarrollado el grupo Olga Alonso, que dirige.

¿Por qué ha permanecido 38 años dentro del sistema de Casas de Cultura?

Porque fue lo que estudié hace medio siglo y nunca he abandonado la profesión, he trabajado en varios municipios del país pero siempre como instructor de teatro.

Es una profesión que abracé y mantendré mientras tenga fuerza y lucidez para hacerlo.

¿Cuáles son las principales motivaciones para su trabajo?

Los aficionados, es un lugar donde se reúnen personas de todos los grupos de edades, que acuden en busca de satisfacer sus expectativas.

Prepararlos y verlos crecer como artistas es una de las más grandes satisfacciones que he tenido, a muchos los he visto salir de aquí para la enseñanza artística y luego hacerse profesionales de alto valor, eso me hace sentir realizado.

Muchos de los alumnos que formó ahora son reconocidos actores de la escena cubana, puede mencionar algunos.

Para mí no es muy cómodo hablar de los alumnos que han obtenido éxitos, porque realmente ahora hay una nueva generación de talentosos jóvenes, pero sé que a veces es necesario remitirse al pasado para ver  los frutos de nuestra labor.

Entre los discípulos que mayor éxito han tenido en su labor como actores destacan Corina Mestre, la primera alumna que tuve con solo quince años, después llegaron otros como Jorge Perugorría, Bárbaro Marín, Catia Caso, Laura de la Uz y muchos otros que me hacen sentir orgullo cuando disfruto de su quehacer en la televisión, el cine y el teatro.

¿Cuánto ha cambiado el sistema de Casas de Cultura desde su fundación hasta la fecha?

Ha cambiado mucho, en los inicios existía un amplio vínculo entre  la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y la Brigada Raúl Gómez García a la que pertenecíamos los jóvenes artistas aficionados, desde todas las manifestaciones.

Con ese grupo conocimos el país y llevamos nuestro incipiente arte a todas las provincias, durante un mes del año, eso constituía una motivación especial para los que en aquel entonces éramos jóvenes. La Brigada nos permitió intercambiar con músicos como los de los  grupos  Moncada y Mangüaré entre  otros.

En esos recorridos siempre estaba presente el grupo Olga Alonso, lo que constituía un estímulo para los aprendices, al tiempo que aportaba un amplio reconocimiento en el país.

Esa fue una época preciosa que se ha perdido, después de los duros años de los 90 todo ha cambiado , se mantienen las Casas de Cultura con el mismo programa, pero esos estímulos desaparecieron, como lo han hecho muchas otras cosas que motivaban a instructores y alumnos.

Entre las cosas que ha perdido el sistema destaca el Festival Obrero, un encuentro en el que participaban los grupos y solistas, todos los años y en los que siempre resultábamos premiados. Eso también era motivo de satisfacción para los artistas de las Casas de Cultura ya que se intercambiaba con aficionados de todas las artes.

Ahora se producen festivales municipales de menor envergadura, como el concurso de creación “Olga Alonso” que yo mismo creé, pero la etapa dorada pasó.

Actualmente muchas personas que se dedican al trabajo no estatal imparte clases de arte en sus hogares. Esto constituye un peligro para el sistema de Casas de Cultura.

El gobierno ha dado una posibilidad para el trabajo por cuenta propia en las manifestaciones artísticas, a lo que no me opongo, pero si a los que engañan y lo hacen solo por dinero, sin vocación ni todos los conocimientos.

Pensé que en el momento de autorizarse estas actividades lo harían con base en una calificación y un currículum que avale el conocimiento y la capacidad para desarrollar la actividad, porque el buen arte no permite improvisaciones.

En contradicción con ello, cualquiera que se gradúa puede obtener la autorización, y creo que eso no es bueno para el arte, constituyendo un freno.

¿Cómo le gustaría ser recordado por sus discípulos?

Como un profesor que amó el teatro con pasión.

¿Qué recomienda para el sistema de Casas de Cultura?

Que sigan fortaleciendo su trabajo, que surjan más espacios como estos porque este es un pueblo muy preparado para todas las manifestaciones, y las nuevas generaciones de actores, músicos y artistas de la plástica tienen un talento extraordinario que debe ser puesto en función de la comunidad.



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