
Cuatro años después de fundado
el septeto, su director decidió venir a probar suerte a La Habana con su Gloria
Matancera. Un acto de verdadera temeridad, suponiendo que en esta ciudad
septetos como el Habanero, el Nacional o el Boloña, ocupaban lugares cimeros en
la aceptación del público. Lo cierto es que vinieron a buscar su espacio en la
mayor ciudad de Cuba y lo obtuvieron, dando prueba otra vez de su altura
estética.
La agrupación fue
metabolizando las posibilidades de mayor volumen sonoro de este formato, de tal
manera que a las puertas de la década del 50 del siglo pasado, estaba entre los
preferidos. Es justo la época en que por la Gloria transitan voces tan apreciadas como Laíto
Sureda, Paulina Álvarez, Abelardo Barroso, Merceditas Valdés y hasta el
entrañable boricua Daniel Santos.
A
través de los años, con menor o mayor bonanza, se ha mantenido en pie la sonoridad
y el peculiar estilo interpretativo de la Gloria Matancera,
con temas significativos como Sube la Bolita, La Molienda, Veinte Años, y
muchos otros.
Para
festejar el Aniversario 85 de esta emblemática agrupación, el venidero 22 de
junio, en el Palacio de la Rumba,
la Empresa Musical
Ignacio Piñeiro homenajeará tanto talento, consagración y respeto por las
raíces musicales de esta isla, encuentro que tendrá lugar a las tres de la
tarde y que contará con invitados de lujo, entre los que se encuentran los
Hermanos Santos y Pablo Santamaría.
Una
peculiaridad que distingue a esta agrupación es la permanencia de su actual
Arístides Díaz, (Tillo), quien conforma la nómina de la Gloria Matancera desde hace 60 a;os, lugar a donde llegó
con 16 y de donde nunca más ha querido salir.
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