Volvió para cantar

Entrevista a la jazzista cubana Diana Tarín

Escenarios habaneros donde se hace el jazz recibieron a la cubana Diana Tarín luego de quince años alejada de los escenarios de su Habana natal. Hasta aquí llegó quien exhibe con orgullo la estirpe de un apellido heredado de uno de los buenos músicos cubanos: Silvio Tarín. 

¿Cómo fueron tus inicios en la música?

 Desde que nací estuve rodeada de música, aunque mis inicios oficiales fueron bastante prematuros con siete años empecé a estudiar y llegué a la escena musical a los quince con agrupaciones de mi Habana, como Las chicas del Sol y otras.

¿Te graduaste en algún Conservatorio cubano?

Estudié aquí una parte y terminé en la Ciudad de Vigo (España) donde me gradué de Nivel Medio en la especialidad de Piano y donde además me descubrí las aptitudes para el canto.

Además del piano son percusionista y esa es una de mis pasiones, me encanta tocar las congas, el bongó y todos los demás instrumentos de percusión.

¿De todas esas aptitudes cuál disfrutas más?

En primer lugar cantar, luego la percusión es algo que me ha atrapado, disfruto muchísimo esa  conexión que tengo con mis raíces afro-caribeñas y que logro exteriorizar cuando estoy ante un tambor, y no por última menos importante: el piano, él es el que me hace entender la música que compongo.

El jazz ha sido el género que te ha dado a conocer. ¿Por qué ese y no otro?

El jazz es un excelente medio de comunicación, me da libertades para expresar lo que siento y quiero y no constituye una camisa de fuerza en cuanto a instrumentación y dogmas o maneras para hacer sentir.

Es pura improvisación y puro desarrollo de un motivo determinado, en él nunca soy la misma y aunque interprete el  mismo número nunca lo hago igual y eso me hace volar, cuando hago jazz suelto mucha adrenalina y me siento plena.

Esta es la primera vez que llegas a Cuba como cantante. ¿Qué esperas del público?

Espero aceptación, poder llegar a la gente por este camino y sobre todo tener mucha interacción con los músicos cubanos que viven aquí donde por suerte hay una excelente preparación y calidad.

Aquí traigo un repertorio con algunos estándares del género, algunos clásicos que son muy importantes para mí y algo nuevo de lo que preparo para el CD “Mestizo”, en el que me encuentro trabajando.

¿Por qué Mestizo?

Porque soy cubana y por ende mestiza, además es el nombre de un espectáculo en el que mezclo muchos géneros entre lo que no faltan los ritmos de mi país, el feeling y el bolero fundamentalmente.

Este es mi primer disco propio por lo que tengo grandes expectativas con él, donde no solo habrá jazz, también tendrá soul, funky y mucha mezcla de ritmos afro con otros géneros musicales del mundo.

Este CD lo grabo junto a la Banda con que habitualmente laboro, ellos son excelentes músicos gallegos que me han acogido y con los que he logrado un trabajo que es reconocido en España.

¿Regresarás a escenarios cubanos?

Por supuesto, volveré en diciembre al Festival Jazz Plaza, aceptando una invitación del Instituto Cubano de la Música, donde presentaré este Disco y al que me haré acompañar de uno de los músicos más importantes de España: el maestro Alberto Conde.

Él es de la vanguardia de la escena jazzística gallega y es una suerte para mi que haya aceptado compartir escenas conmigo en un trabajo precioso de puro jazz a piano y voz.

Fuera del escenario quién es Diana Tarín.

Sobre todas las cosas soy una cubana que ama a sus raíces, me gusta mucho leer, caminar por la playa porque el mar es algo que necesito al menos oler y te confieso que tengo una pequeña adicción que es comprarme zapatos.

Además disfruto mucho la labor que llevo como docente en dos conservatorios de música en la ciudad donde resido, allí imparto asignaturas teóricas (solfeos, historia de la música, armonía), además doy clases de piano y de técnica vocal.

Los principales resultados los veo cada año cuando realizo un concierto con ellos y los grabo para luego ver las progresiones que han tenido.

Me dedico mucho a ayudarlos a que crezcan en todos los sentido, no solo musicalmente sino como seres humanos, que sepan expresarse, que se conduzcan bien ante el público y sobre todo que aprendan a ser felices con lo que hacen.