Foto Jorge Luís Sánchez Rivera |
55
años han transcurrido desde que en mayo de 1962 el folklorista
cubano Rogelio
Martínez Furé y el coreógrafo mexicano Rodolfo Reyes Cortés, acompañados de un grupo de jóvenes
amantes de las expresiones músico-danzarias populares y tradicionales fundaran
el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba.
En
Julio de 1963 la compañía estrenó en el Teatro Mella su primer espectáculo,
ante un selecto público que distinguió el Comandante en Jefe con su
presencia.
En
la nota introductoria del programa que se distribuyó, Martínez Furé expresó los
objetivos inspiradores: “El Conjunto
Folklórico Nacional de Cuba, surge para satisfacer una necesidad de nuestro
país, que no poseía una institución capaz de recoger las manifestaciones
danzarías y musicales de carácter nacional e integrarlas en forma definitiva a
la nueva cultura socialista.
La
revalorización y divulgación de ese acervo cultural es uno de los fines
fundamentales del proceso revolucionario, pues solo de esa forma se logrará una
verdadera cultura que refleje la realidad histórica de nuestro pueblo.
El
Conjunto Folklórico Nacional es el
encargado de cumplir esa función en el campo musical y danzario, debiendo
seleccionar aquellas formas de verdadero valor artístico para organizarlas de
acuerdo a las más modernas exigencias teatrales aunque sin traicionar su
esencia folklórica.
Por
lo tanto la misión del Conjunto
Folklórico Nacional de Cuba no se limitará a la simple presentación de
espectáculos sino que realizara investigaciones en todos los rincones del país,
revitalizando o desenterrando géneros antiguos, uniendo a lo tradicional las
nuevas tendencias creadas por el pueblo, hurgando en el pasado y haciendo una
síntesis del presente.”.
Luego
de más de medio siglo la institución continúa siendo de las emblemáticas en el
tratamiento a las manifestaciones que identifican a la cultura de esta nación,
como expresión de la fidelidad de sus miembros a esos postulados y a la divisa
de Don Fernando Ortiz: “Ciencia, conciencia y paciencia” en la defensa e
ilustración de la cultura popular tradicional.
Las
generaciones que por esta institución han pasado son reconocidas como
embajadores de la cubanía raigal ante los públicos más diversos de Europa, África, Asia y Las Américas.
Nombres
como Silvina Fabars, Yohanne García, Zenaida Armenteros, Domingo Pao y Alfredo
O farrill, enaltecen la estirpe de cultores de las más autóctonas expresiones
del arte que nace en las calles, en los solares, en los barrios, en las sociedades secretas Abakuá y en las manifestaciones religiosas
llegadas de áfrica, al tiempo que reflejan al campesino con sus cantos y
bailes, al danzón, nuestro baile nacional y al bolero.
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