martes, 22 de agosto de 2017

Candela al Diablo para que brille el Carnaval



La presente etapa estival capitalina se ha caracterizado por atractivas opciones diseñadas para el disfrute de la familia, con el protagonismo de las instituciones culturales.

De entre las principales acciones  para el período destacan las ceremonias  previas al Carnaval de la Habana, conocidas como bautizos de las farolas con colofón en la Quema del Diablo, protagonizada por la Compañía de Danza- Teatro Villa de San Cristóbal, una de las más premiadas en los últimos años de  festejo habanero.

La Quema del Diablo es el ritual con el que los integrantes de la citada agrupación destruyen los malos augurios que puedan rondar a la preparación de la fiesta popular más importante de la capital cubana y tiene lugar cada agosto la Casa de Cultura del habanero municipio Diez de Octubre.

Y finalmente, sorteando muchísimos obstáculo ardió el  maléfico en las áreas exteriores de la casona de la Calzada del Diez de Octubre esquina a Carmen, lugar donde se presentó un bello espectáculo acompañado por  la sonoridad de los legendarios Tambores de Bejucal y el grupo de rumba El Millo e Iyerosun presentación que estuvo dirigida por el experimentado Rafael Pérez Gil.

En diálogo con ese conocido artista supimos que el propósito de el grupo que dirige es revitalizar las expresiones del Carnaval habanero, tomando como punto de partida su primera celebración, los personajes iniciales y las danzas de aquellas fiestas.

“Villa de San Cristóbal tiene el encargo social de exponer los elementos que identifican a la capital cubana: la Ceiba del  Templete, lugar donde se fundó la Villa, hace casi 500 años, las farolas del Prado y la Giraldilla como emblema citadino, son solo algunos de estos elementos, puntualizó.

Esta ceremonia Quema del Diablo también forma parte de la leyenda habanera, antes se realizaba y durante muchísimo tiempo dejó de existir, quedando en el olvido de muchos y en el desconocimiento de los más jóvenes, esa también forma parte de la función social de esta agrupación danzaria”

Un Lucifer creado en papier maché  por los integrantes de uno de los grupos de aficionados de la Casa de Cultura, fue el atractivo de los visitantes, cada año este grupo presidido por el artista de la plástica Jorge Luís Gil tiene a su cargo la confección del muñeco, acción que va  en ascenso y que en cada edición queda mejor concebido, con rasgos humanos que impresionan.

La más popular de las fiestas habaneras

El Carnaval de La Habana es el festejo popular más antiguo del país y el más esperado por la población, en él confluyen todas las artes expresadas en coloridos vestuarios, creativos trabajos coreográficos y sonoridades contemporáneas que se entremezclan con toques y cantos ancestrales en una amalgama musical que guía el paso de las agrupaciones músico-danzarias por las áreas del paseo (Malecón).

Entre las principales motivaciones para este Carnaval destacan las ocho décadas de una de las comparsas más antiguas: Las Bolleras, formación que surgió en uno de los barrios más humildes de la otrora Habana y que conformada exclusivamente por mujeres recreaban  tradiciones comunitarias como los pregones.

En la actualidad sus directivos pone en práctica iniciativas con el propósito de mantener esa tradición, y cada noche de desfile salen al paseo a mostrar, en su coreografía y cantos, la leyenda de lo que antes fue.

Como novedad para esta edición del Carnaval destaca la imagen de las carrozas, catorce en total que exhiben diseños frescos y atractivos en los que artistas de la plástica han volcado su creatividad para darle nueva vida a esos vehículos.

El venidero 27 de agosto concluirá el festejo con un desfile en el que se conocerán los premios que otorgará el Jurado a quienes más se destaquen desde el diseño de vestuario y de carroza, la coreografía, la música y algunos elementos en que se reconocerá la labor individual como la mejor ejecución del quinto (instrumento de percusión) y el farolero.

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