A la memoria de la artesana Rosa María de la Terga, se dedica la XXI edición de la Feria Internacional de Artesanía (FIART), que por estos días se desarrolla en el habanero recinto de Pabexpo, su sede habitual.
Hasta el stand que recoge
una muestra de su arte en vitral, llegamos para dialogar con su hijo Julio
César Giner y uno de sus discípulos, Juan Carlos Fernández, quienes declararon
que la obra de esta cubana estuvo signada por el uso del color y de los motivos
cubanos, siendo un punto de giro en el arte que con el vidrio existía en el
país antes de 1970.
Su alumno recordó la
manera en que la maestra formaba a sus seguidores “Ella siempre tenía espacio
para transmitir sus saberes, a su taller llegaban dos o tres muchachos
interesados por la curiosidad y ella nos enseñaba cómo trabajar el vidrio,
darle color y conformar una obra, yo soy el primero de sus alumnos.
Actualmente el grupo que
lidera su hijo trabaja en la restauración de los vitrales del Capitolio de La Habana, una obra de
encomiable importancia por su carácter patrimonial, a lo que se unen otros
proyectos como la Casa
y el Museo de Gobierno, donde comenzarán una vez terminado el primero, y
compromisos con instituciones pertenecientes a la Oficina del Historiador de
La Habana.
“La obra de mi madre,
comentó Julio César, puede ser apreciada en la parte más antigua de la capital
cubana, en el Hotel Raquel, la
Droguería Sarrá, la perfumería 1791, la iglesia de Paula y el
Hotel Los Frailes, entre otros espacios mantienen viva la obra de esta
artista”.
Para contribuir a la
perdurabilidad de la obra de Rosa María de la Terga sus discípulos ponen en práctica acciones:
“…mantenemos su firma (una rosa al pie), los mismos colores en que ella se
apoyaba para hacer su trabajo y su estilo de diseño, lo que no quiere decir que
no hagamos piezas con temáticas moderna”.
Al mayor aporte de esta artista, a la cultura
cubana también se refirieron los entrevistados “…el rescate de los vitrales, un
arte que se había perdido, ella tuvo la iniciativa de crear vitrales que se
alejaron del clásico europeo.
Comenzó a trabajar con
diseños y pinturas cubanas, de importantes artistas, dándole un sello de
identidad nacional a ese arte que hasta entonces recreaba motivos algo alejados
para nosotros…”.
Desde 1970 hasta su fallecimiento el 31 de marzo de 2017, la artista Rosa
María de la Terga
se erigió en paradigma del vitral cubano, obra a la que dan continuidad sus
descendientes, a quienes agradecemos por la entrevista concedida a esta
publicación.
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