martes, 17 de julio de 2018

Gilberto Santa Rosa bailó en casa del trompo

El cantante puertorriqueño Gilberto Santa Rosa ofreció dos conciertos en Cuba a modo de celebración por sus cuatro décadas consagrado a la música, presentaciones que estuvieron pletóricos de música cubana, la misma que tantas satisfacciones le ha aportado a él y a muchos otros grandes del pentagrama internacional.

El Festival Josone Jazz & Son fue el pretexto que finalmente trajo a la Isla al Caballero de la Salsa, quien además inundó el Malecón habanero con  extensos conciertos de aproximadamente dos horas ininterrumpidas que hicieron vibra a un ferviente público que en número de miles aguardó por su llegada tras largas esperas, para satisfacer una expectativa: tener en casa a uno de sus ídolos.

Visiblemente contento el boricua devolvió a la multitud congregada en ambos espacios un repertorio muy cercano para los de Cuba, con composiciones de Pablo Milanés, Adalberto Álvarez, Tony Ávila y Polo Montañez, por solo citar algunos, y al que sumó otras composiciones que han acompañado a generaciones, cual banda sonora de sus existencias.

En muestra de respeto y profesionaliza el salsero romántico se sobrepuso a no pocas dificultades con el sonido, (sobre todo en su presentación de Varadero)  para compartir emociones expresadas en una veintena de temas entre los que no faltaron los icónicos Un montón de estrellas, Comienzo y final de una verde mañana, Déjate querer. Vino tinto y Títere.

Una clase magistral de delicadeza, caballerosidad y buen gusto fueron ambos  conciertos qué  por demás, ponderaron la música que por décadas ha sido el principal símbolo de identidad de esta nación en el mundo, justo en tiempos en que algunos apuestan por su obsolescencia y se refugian en sonoridades foráneas, so pretexto de una "modernidad" en la que se fusiona mucho, pero que en la mayoría de los casos no suena a nada.

Mis respetos para Isaac Delgado por la idea del Festival Josone Jazz & Son, iniciativa que pretende dar más visibilidad a lo que en materia musical se hace en Cuba, por eso en la primera edición estuvo presente la Rumba, el Jazz, la Salsa y el Son, todo un abanico de excelentes propuestas a las que se sumó Gilberto Santa Rosa, Álvaro Torres y José Alberto " El Canario", quienes reconocen en la música cubana una fortaleza para la región.

Ellos bailaron en la casa del trompo y lo hicieron muy bien, de seguro habrá más encuentros como este en los que el denominador sea el sonido de Cuba, esperemos que los jóvenes de aquí tengan la inteligencia necesaria para apegarse más a las raíces, para evitar que no pase como con el Danzón o el Bolero, géneros cubanos que ahora ven disputada su paternidad.

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