martes, 23 de octubre de 2012

Dos pérdidas para recordar



El 23 de octubre es una fecha en que coincidentemente dos figuras notables en la cultura nacional cubana dejaron de existir físicamente, aunque perduran las huellas que dejaron a su paso.
Cirilo Villaverde de la Paz, periodista, novelista, maestro, traductor y escritor que estuvo implicado primero en la corriente del anexionismo y sirvió después de 1868 a la causa independentista.

Autor de la famosa novela Cecilia Valdés o La Loma del Ángel novela romántica de asunto antiesclavista que ofrece una intensa y realista visión de la Cuba del siglo XIX., Villaverde fue uno de los iniciadores de la producción de este género literario en Cuba y se ubica entre los más célebres escritores cubanos de todos los tiempos.

Sus actividades como conspirador por la independencia cubana le valieron ser detenido en 1848, pero apenas un año después logró huir, refugiándose en Estados Unidos, donde murió un día como hoy en el 1894. 

El 23 de octubre de 1997 fallece el actor Erdwin Juventino Fernández Sánchez, Actor cubano de la radio, la televisión, el cine y el circo, quien además dirigió, escribió y actuó en numerosos programas infantiles. 

En los inicios de la década del cincuenta, cuando ya se había enfrentado a un buen número de desafíos dramatúrgicos, surgió el inolvidable payaso que lo iría a situar en alto puesto dentro de la cultura cubana y lo dotara de una grandísima popularidad. Se trataba de un clown clara blanca, cuyos relatos destacaban la esencia de lo humano, confundiendo la tristeza y la ternura como dicotomía central de su personalidad. 

El personaje vio la luz en un programa infantil de la CMQ, llamado Chiquilín. Y poco a poco se consolidó hasta llegar a llamarse Trompoloco; no obstante, la notoriedad la alcanzó varios años más tarde. 

El mayor mérito de este payaso consistió en la aceptación que tuvo entre los niños, la capacidad de adaptar lo circense a la pequeña pantalla y la habilidad para escribir sus propios textos e improvisar, lo que lo llevó a la inmortalidad





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