jueves, 28 de noviembre de 2013

La Sociedad Secreta Abakuá: cultura y patriotismo





Foto Jorge Luís Sánchez Rivera



En el habanero de municipio Regla surgió, en el año 1836, la Sociedad Secreta Abakuá, una agrupación masculina que ha estado rodeada de mitos y leyendas, unas ciertas y otras provenientes del imaginario popular.

Llegada del Kalabar africano, la Sociedad Secreta Abakuá atrajo a hombres cubanos, mayoritariamente negros en aquel entonces, quienes se afiliaron en “potencias”, “tierras” o “juegos” que se diseminaron por la geografía capitalina siendo Centro Habana, Marianao, Regla, Guanabacoa, Arroyo Naranjo  y San Miguel del Padrón los territorios con mayor incidencia, hasta nuestros días.

Aunque mal vista, ignorada y marginada por no pocos esta hermandad constituye un rasgo de la cultura nacional y parte imprescindible de la raíz africana que conforma la identidad nacional, siendo más antigua que la bandera y el escudo cubano.

Foto Jorge Luís Sánchez Rivera
A lo largo de la historia los iniciados en esta sociedad secreta, se han estigmatizado con rasgos negativos en materia de comportamiento social, nivel cultural, educación y condiciones humanas, igualándoles con “el diablo”  a partir de los supuestos comportamientos y conductas asesinas, hechos con los que ha contribuido considerablemente la literatura.

Contradictoriamente con la manera despectiva con que son vistos, la historia recoge no pocas acciones patrióticas de los Abakuá: miembros de  la “tierra” Muñanga Efó, estuvieron entre los primeros en efectuar colectas para la liberación de sus miembros de la esclavitud, practicantes también estuvieron presentes en las tropas mambisas.

En 1856 ya se habían iniciado los primeros blancos en la hermandad, y algunos Jóvenes de la Acera del Louvre eran iniciados como Bakokúm Efó (primera entidad de hermanos blancos fundada en Cuba).

El 27 de noviembre de 1871, ocho estudiantes de Medicina fueron fusilados injustamente por miembros del ejército español que gobernaba en Cuba y en un acto suicida por evitarlo, cinco miembros de la dicha Sociedad fueron asesinados.

Por tal motivo cada año, desde el 2006, hombres iniciados en la hermandad, se reúnen en la Esquina de la Descolonización (Morro y Colón), para rendir homenaje a los caídos.

El Consejo Supremo y el Buró de la Provincia de La Habana de la Asociación Abakuá de Cuba encabezaron, este 2013, un emotivo acto que dio inicio con las notas del Himno Nacional, lo que precedió a la peregrinación hasta el monumento erigido a los ocho estudiantes de medicina.

No pocas han sido las aproximaciones novelísticas al fenómeno Abakuá: “Ekué yamba O” (Alejo Carpentier), “Cecilia Valdés” (Cirilo Villaverde), “Memorias de un deportado” (Manuel Miranda),”Cuando la sangre se parece al fuego” (Manuel Cofiño) y “Príapos” (Daniel Chavarría), son solo algunos ejemplos de diferentes miradas hacia la consagración y modo de ser de los iniciados.

Estereotipados con la inclinación hacia la actividad delictiva, y la vida al margen de la legalidad, muchos han sido objeto de marginaciones injustas, sin tenerse en cuenta que son sencillamente cubanos que conforman la historia de una nación erigida sobre raíces culturales provenientes de diversas partes del mundo y con marcados aportes de las culturas africanas.

En la creación artística y literaria también han tenido significativa presencia: Ignacio Piñeiro (uno de los más célebres músicos cubanos) introdujo la clave Abakuá al son, enriqueciéndola, hasta la actualidad, Agustín Gutiérrez (destacado percusionista) introdujo la técnica de arrastrar la mano sudada sobre el cuero del tambor para extraer de éste un sonido muy similar al bramido del tambor más sagrado de la controvertida sociedad.

Otros ejemplos están en la introducción del cencerro al danzón, la ejecución de toques y frases en el Jazz introducidas por Chano Pozo (rumbero imprescindible en el panorama sonoro nacional).

Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), destacado poeta cubano también pertenecía a la hermandad, con estos ejemplos se evidencia lo errado de la manera de ver a los consagrados en esta cultura como elementos antisociales.






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