jueves, 6 de febrero de 2014

Andrés González González, manos de oro.


Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera

“Me siento feliz con mi manera de entregar el arte”

Reencontrar un amigo luego de algunos años es algo emocionante, arriban los recuerdos, y la alegría hace presa en quienes no cesan de hablar tratando de actualizarse sobre los principales acontecimientos.

Pero cuando el amigo encontrado es alguien quien, además de un corazón, tiene manos de oro, entonces las emociones se redoblan y fue justamente  lo que experimenté al acudir a una cita concertada con el escultor Andrés González González, alguien a quien admiro y respeto por muchas razones.

Su calidad humana, la sinceridad, la nobleza de sus actos y lo excepcional de su arte son sólo algunos de los atributos que adornan su personalidad.

La inclinación por la escultura surgió en el pinareño desde a penas diez años de edad, según confesó a la vez que agradeció las oportunidades que le abrió un Instructor de Arte llegado a su natal poblado de La Palma, quien lo introdujo en el mundo del arte hasta graduarse como Escultor en la extinta Unión Soviética.

¿Cuál fue la primera escultura que hiciste?
Mientras estudiaba hice muchas obras, pero mi primera creación como profesional fue la escultura del dios Neptuno ubicada a la entrada de los hoteles Neptuno y Tritón en La Habana.

¿Tienes la cuenta del total de obras que has creado desde entonces?
Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera
Realmente no tengo la cuenta de todo lo que he hecho, aunque está registrado por escrito, la vorágine del trabajo y del día a día no me permite contabilizarlas, pero cuando tengo necesidad de hacerlo me asombro de tanta creación, solamente de Martí tengo más de cuarenta, los monumentos de Eloy Alfaro y Omar Torrijos en la capitalina Avenida de los Presidentes y muchos otros en Cuba y varias ciudades del continente (Brasil, República Dominicana, Ecuador, ,Guatemala) y otras Islas del Caribe.

¿Podemos hablar de un antes y un después en la obra de Andrés Gonzáles, luego de la escultura de José Martí ubicada en la Tribuna Antiimperialista?

Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera
Eso es inevitable no solo para mí, sino para el pueblo cubano por el momento tan especial que representó en la historia de esta Isla: había un niño cubano secuestrado en los Estados Unidos, el país atravesaba por una de sus peores etapas de crisis económica (período especial) y esos  hechos  impactaron.

De la historia de Cuba no se pueden separar las grandes concentraciones en reclamo del regreso del pequeño Elián, marchas y manifestaciones que expresaron el deseo de todo un pueblo.

Eso me motivó de tal manera que me entregué totalmente a esa escultura, el trabajo me impactó e imaginé a  Martí en esas circunstancias, por lo que traté de crear a un hombre viril y lleno de fuerzas, a un Martí enérgico como en los libros, al que le di el toque poético de un niño que se siente tranquilo y seguro en los brazos de su salvador y por supuesto Martí está acusando al Imperialismo.

¿Cuál de todas tus obras te ha proporcionado mayores alegrías?
Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera
Todas me proporcionan alegrías, pero hay algunas que son inevitables recordar de manera especial, por ejemplo el monumento hecho de Celia Sánchez en Coppelia, por estar dedicado a una mujer cubana muy especial. El monumento que está erigido en la Ciudad a mitad del mundo, ese es a José Martí, en un lugar tan simbólico donde él llama a la unidad de nuestros pueblos.

Un hecho que actualiza el pensamiento martiano y lo pone más en consonancia con lo que acaba de suceder en la II Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), en materia de integración de los pueblos. En ese lugar se construye en estos momentos el edificio de UNASUR, por lo que el monumento gana mayor protagonismo.

Otro ejemplo está en la escultura habanera de Omar Torrijos, alguien a quien el pueblo cubano quiso y siguió en su lucha por la devolución del Canal de Panamá, igual de especial es el de Eloy Alfaro (también en la Avenida de los Presidentes), monumento muy simbólico porque fue un hombre muy amigo de Maceo, de José Martí, que apoyó la lucha independentista cubana, por lo que esta obra es un gesto de internacionalismo.

Especial es también el trabajo hecho del Ché y ubicado frente al Palacio de Gobierno de  Brasil y muy especial es la última  que ubicamos en Guatemala dedicado al Héroe Nacional Cubano, esa se erige sobre un pedestal considerado Patrimonio Nacional por haberlo hecho uno de los mejores arquitectos de esa nación.

Ese Martí llegó a ser  un monumento de diez metros de altura y transmite la personalidad de un hombre enamorado, en el que imaginé que hubiese querido volver a Guatemala y quizá depositar una rosa en la tumba de “La niña…” en muestra de un amor que reflejó en uno de sus más hermosos poemas.

Hace unos días los Presidentes asistentes a la II Cumbre de la CELAC inauguraron un monumento tuyo al Comandante Hugo Chávez, en San Carlos de la Cabaña.
La historia de esta obra comienza unos días después del fallecimiento del Comandante Chávez, cuando surgió la idea de erigir un monumento que lo eternizara en el Pico Caracas de la Sierra Maestra, lugar donde hacía seis años se había ubicado un busto a Simón Bolívar.

Hasta el lugar subimos una gran delegación a la que se sumaron Edgardo Ramírez (Ex Embajador de Venezuela en Cuba), el soldado que salvó a Chávez y el Héroe cubano René González, quienes contribuyeron con la conformación de esa acción plástica que no pertenece solamente a mi, sino a todos los que llegaron hasta allá en esa oportunidad.

En aquel momento la emoción hizo presa de todos los presentes, lágrimas en los ojos y sentimientos disímiles eran evidentes en aquel grupo de admiradores del mejor amigo de Cuba, significativo fue el hecho de que hacía dos días que el sol no salía en el lugar, y justamente cuando estábamos develando la escultura el astro rey se dejó ver por un momento, quizá para saludar también a tan gran hombre.

Ese mismo trabajo es el que quedó instaurado en La Cabaña, es una réplica de lo que está en la Sierra Maestra, a solicitud de los venezolanos que construyeron un museo a Chávez en esa zona habanera.

¿Qué trabajo haces ahora?
Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera
Estoy enfrascado en una escultura que se colocará en la Escuela Ínter armas de Santiago de Cuba, es un monumento grande, un  José Maceo a caballo y en simbolismo de su conocido carácter como guerrero, que estará en relación con el arte ya que él iba a la guerra con una Banda de Música.

Además doy los toques finales a un busto de Oliver Tambo, dirigente sudafricano, que será ubicado en un parque habanero donde existen imágenes de figuras descollantes de la política de ese continente.

Tengo otros proyectos, por ejemplo, una escultura a Chávez en Haití, lugar donde los venezolanos construyen un aeropuerto que se llamará Hugo Chávez Frías, porque él fue el primero en llegar a esa nación Caribeña luego del terremoto.

¿Cómo te preparas para hacer una obra escultórica?
Foto: Jorge Luís Sánchez Rivera
Es imprescindible documentarse y leer mucho sobre la figura a esculpir, es necesario conocerlo bien desde el punto de vista humano para darle una expresión real según el momento y la intensión.

En una obra de arte es obligatoria la belleza, pero no se puede obviar la expresividad, esos son dos atributos insoslayables para que la obra transmita sentimientos, lo que no quiere decir que todos los trabajaos tengan que ser realistas, pero si  tienen que llegar a las personas.

Es imposible hacer una obra sin contextualizarla, desconociendo sus interioridades y el lugar donde estará ubicado, porque de lo contrario se convierte en una pieza fría que no transmite sentimiento alguno.

Un ejemplo lo constituye el monumento a la Defensa Civil ubicado en el municipio Regla, trabajo al que contribuyeron los dirigentes y trabajadores de ese sector, por lo que la sensación que transmite es de colectividad.

En esa obra se reflejan todas las fuerzas de la naturaleza, en sus expresiones más agresivas, pero a su vez está representada la solidaridad humana como expresión de la lucha del pueblo para evitar los desastres de esas mortales fuerzas.

¿Tiene Andrés González Gonzáles alguna proyección de trabajo para la formación de nuevas generaciones de escultores?
Me encantaría, quise en un momento impartir clases, pero se me hace difícil por la cantidad de trabajo que tengo, pero he atendido expectativas de estudiantes de San Alejandro (Academia de Bellas Artes), que han llegado hasta este lugar con inquietudes sobre las técnicas clásicas.

Me gustaría mucho trabajar con gente jóven y emprender proyectos interesantes. A esa generación que está llegando les sugiero que se entreguen, que sean fieles y que además estudien mucho, que el buen artista se preocupa por lo que hace y por lo que transmite sin vanidades.








No hay comentarios:

Publicar un comentario