Con idea original de la maestra Lizt Alfonso, y dirección artística de la profesora Claudia Valdivia, la sala Avellaneda del Teatro Nacional acogerá, el trece de agosto a las once de la mañana, un espectáculo variado y divertido, compuesto por sorprendentes coreografías que los bailarines-profesores de la Compañía Lizt Alfonso Dance Cuba han concebido para que el público guarde en su memoria este momento como uno de los más significativos de la temporada estival 2017.
De esta manera más de 300
aprendices culminarán la tercera y última etapa del Curso de Verano de 2017,
iniciativa que, como la Escuela LADC, ya cuenta un cuarto de siglo de
existencia.
Desde Santiago de Cuba llegó
a la institución de la habanera Plaza Belén Jennifer María Rosabal de 14 años,
quien con conocimientos de danza adquiridos en la Escuela de Danza
Contemporánea en la oriental provincia, trajo la expectativa de profundizar en
técnicas y estilos que le serán útiles para el futuro.
En relación con la manera en
que se aprecia el trabajo de la prestigiosa compañía en Santiago de Cuba la
incipiente bailarina comento: “…allá somos más contemporáneos, pero casi todas mis
compañeras quieren pasar este curso porque lo ven como una gran oportunidad en
la más importante agrupación danzaria del país.
Este taller me ha aportado
muchísimo, porque en mi provincia hay pocos espacios donde poder desarrollarnos
como artistas y aprender más de otros géneros y estilos como el folclor y el
flamenco…”.
Que los salones de Lizt
Alfonso Dance Cuba (LADC) se llenen de estudiantes de danza apasionados del
estilo Fusión procedentes de La Habana, Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma,
Holguín, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus, Villa Clara, Cienfuegos, Matanzas y
Artemisa, así como de países como Inglaterra, Uruguay México, Alemania y Suiza,
indica que su curso de verano se ha consolidado como un buscado espacio de
crecimiento profesional y espiritual.
Ya acostumbrada a las exigencias de la emblemática agrupación, por ser
integrante de su Ballet Juvenil, la joven Yanny Julia Díaz Nápoles, de 14 años
decidió dedicar parte de sus vacaciones a perfeccionar la técnica dancística
que ya tiene.
“Estoy en este curso porque pretendo ser una gran bailarina y con estas
clases me preparo mejor, además de que aquí me relaciono con niños de otras
provincias y naciones.
La exigencia de los maestros para con nosotros es mayor, se supone que
debemos esforzarnos más y demostrar lo aprendido en todos los sentidos, pero
eso no es malo, al contrario nos hace más disciplinados y eleva nuestro
compromiso con la Compañía”, acotó.
A la interrogante de por qué renunciar a las diversiones del verano, la
desenfadada chica respondió: “…se supone que estamos aquí porque nos gusta la
danza, entonces el dejar de dormir la mañana, ir a la playa o comer golosinas
no es un sacrificio en vano, es por nuestro futuro…”
Desde la ciudad Guadalajara, Jalisco, México y como premio de un concurso
de danza llegó hasta la cubana compañía Ángel Gardel Macías Peña de apenas doce
años de edad, para quien estar en Cuba ha sido más que un premio, un regalo de
vacaciones y un reconocimiento a tanto
esfuerzo y dedicación.
Estudiante de Ballet Clásico en la Real Academia de Ballet considera muy
interesante la manera en que se desarrollan las actividades en esta compañía y
cómo se establecen relaciones humanas entre niños de diferentes procedencias y
edades.
“En esta academia, comentó, se me ha fortalecido la técnica y con eso
aspiro a ser mejor bailarían, de todas las materias que aquí he aprendido la
que más ha exigido de mí es la folclórica y la del género flamenco, ya que no
las conocía y en la que más cómodo me he sentido ha sido en la de ballet…”
A la pregunta de qué se llevará de Cuba, el talentoso niño contestó: “Me
llevo la alegría de conocer a otros chicos y cuando llegue a mi academia les
platicaré a mis compañeros sobre mis experiencias en este país y comentaré de las
relaciones y la manera en que los niños viven felices.
Les comentaré sobre cómo son las amistades en Cuba y la tranquilidad con
que se vive en esta Isla…”
Para el espectáculo de clausura estos pequeños junto a sus profesores
preparan un trabajo coreográfico en el que serán protagonistas, sobre ese y
otros temas conocimos en diálogo con dos de sus profesoras, quienes a su vez
son bailarinas de la LADC: Arelys Roda e Ivonné Ramírez, de 22 y 25 años
respectivamente.
Ellas han tenido una larga relación con la Compañía, desde muy pequeñas se
vincularon a ella, en talleres, cursos, el Ballet Juvenil y la Unidad
Artístico-Docente y en la actualidad integran su nómina profesional.
“…desde aproximadamente los 15 años nos desempeñamos como instructores de
los nuevos ingresos, actividad que nos ha aportado mucho ya que complementa
nuestra formación…”, comentó Arelys, a lo que su colega agregó “… en los
talleres de verano aprendemos más, porque los niños que llegan a ellos no
siempre provienen de academias de danza, por lo que tenemos que redoblar
nuestros esfuerzos en su formación, además de que el tiempo de duración exige
el montaje de una coreografía en quince días, exigiendo de nosotros un mayor
esfuerzo y profesionalidad…”
Montaje de coreografía, Ballet,
Folclor, Maquillaje y Peluquería, Fusión y
Flamenco son las materias que se imparten en los talleres de verano de
LADC, una compañía músico-danzaria que acaba de regresar a casa con la
satisfacción de haber conquistado por segunda ocasión al público de Turquía,
luego de su estancia en el XV Festival Internacional de Ballet de Bodrum, donde
se presentaron con el espectáculo “Cuba Vibra”.
Para el futuro los
integrantes de LADC preparan la reposición de “Fuerza y Compás”, uno de los más
aplaudidos espectáculos que les ha granjeado aplausos y vítores en el mundo. La
puesta en escena se anuncia para el venidero mes de septiembre (22 al 24) en la
Sala Avellaneda del Teatro Nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario