lunes, 19 de junio de 2017

Hemingway centró la atención de investigadores del mundo


Con un saldo positivo para la cultura universal culminó el 16 Coloquio Internacional Ernest Hemingway, evento que con el auspicio del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, el Ministerio de Cultura y el Museo que lleva su nombre, sesiona cada dos años en La Habana para propiciar nuevos acercamientos a la vida y la obra del prolífero escritor norteamericano radicado en Cuba durante 21 años.
 
El evento tuvo como eje central el diálogo con investigadores de Cuba y otras latitudes, quienes convocados por la mística vida del escritor de Por quién doblan las campanas, profundizaron en aristas poco conocidas de su existencia, al tiempo que revisitaron momentos y pasajes de su presencia en Cuba y su aprecio por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y la Revolución cubana.

Desde sus vivencias personales al lado del inquilino de Finca Vigía, la norteamericana Valerie Hemingway, su última secretaria y nuera despejó incógnitas sobre la visión del también Premio Nobel de Literatura en cuanto a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en aquellos momentos, su presencia en La Habana y la singular relación que se estableciera entre la capital cubana y el norteamericano y algunos elementos que pudieran ser valorados como cruciales en la depresión que lo llevó al suicidio.

Otra mirada anecdótica a la vida de Hemingway llegó al Coloquio a través de Jeffrey Lyons, hijo de un reconocido famoso columnista de Broadway quien publicaba en The New York Times y se preciaba de estar entre los amigos personales del autor de Adiós a las armas.
Interesantes fueron además las visiones presentadas sobre el apoyo que brindara Hemingway a organizaciones revolucionarias cubanas, al Movimiento 26 de Julio y a otros momentos imprescindibles de la gesta revolucionaria, sus relaciones de amistad con los dirigentes de cubanos de esa etapa y la protección que siempre brindó a los niños.

De especial significación resultó la nueva mirada del cubano Jorge Santos a la novela Tener o no tener, texto al que se reverenció en la cita, a ocho décadas de su primera publicación, al tiempo que Fidel en Vigía: recuerdos de Valerie en los orígenes del Museo Hemingway y Las mujeres de Hemingway en Cuba fueron dos de los trabajos que acapararon de manera significativa la atención del público.

Visitas a sitios de La Habana donde aún perduran sus huellas (bar “Floridita”, el restaurante “La Bodeguita del Medio”, la habitación 511 del Hotel Ambos Mundos y el poblado de Cojimar), un momento especial a su obra El viejo y el mar, a 65 años de su primera publicación, un homenaje a Blas Hernández, a quien el escritor bautizara como Cayuco Jonronero cuando lo incluyera en el equipo infantil de pelota que conformara con niños del barrio habanero donde residiera, fueron de las motivaciones especiales de la recién concluida XVI edición del Coloquio Internacional Ernest Hemingway, al que llegaron investigadores y admiradores de tan prolífera existencia provenientes de Estados Unidos, Japón, Italia y Argentina.

Este evento es, sin dudas, una manera efectiva de intercambio entre especialistas e instituciones del mundo en torno a uno de los más grandes hombres de las letras universales: Ernest Hemingway.

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